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Una manera de saberlo es cuando aquellos que están en el poder emprenden ciertas acciones en contra de los medios de comunicación o en contra de ciertos grupos a causa de posiciones o creencias políticas encontradas.
23:28 lunes 13 agosto, 2018
ColaboradoresUna manera de saberlo es cuando aquellos que están en el poder emprenden ciertas acciones en contra de los medios de comunicación o en contra de ciertos grupos a causa de posiciones o creencias políticas encontradas. La libertad de expresión se encuentra seriamente amenazada en varios países de Latinoamérica y, por ello, su defensa aparece hoy como un imperativo del que no se puede sustraer ningún país que valore la democracia como forma de gobierno y la libertad informativa como uno de sus elementos esenciales. Uno de los casos más graves de amenaza a la libertad de expresión es el que se está viviendo en México, donde el crimen organizado, los poderes fácticos y actores del estado mexicano; amenazan la vida de reporteros y periodistas directa e indirectamente, para evitar que a través de los medios se denuncien sus actividades ilícitas y el daño que están causando en el tejido social. Tal es la gravedad de la situación, que el gobierno ha dispuesto un sistema de protección especial para los periodistas y medios que se encuentran más amenazados. En este tenor, hay que ver ejemplos como el caso de Colombia, donde el papel que jugó la prensa de su país para denunciar a los principales carteles de la droga y no aceptar el chantaje a que estaban siendo sometida para silenciarla. Es probablemente un ejemplo que la sociedad mexicana debe tratar de replicar para enfrentar la difícil realidad actual. La libertad de información también se encuentra amenazada por razones de índole política en otros países, donde gobiernos de corte populista y autoritario han atacado sistemáticamente a la prensa que no es condescendiente con el discurso oficial. El caso paradigmático es el de Venezuela, donde el gobierno del Presidente Hugo Chávez y ahora de ha perseguido y amenazado directamente a los medios que no siguen la línea oficial, llegando incluso a requerir judicialmente a los medios opositores para obtener el encarcelamiento de sus editores. Caso aparte es Cuba, donde no existe la libertad para informar en forma independiente. Lamentablemente, la libertad de expresión también se ha visto afectada negativamente por acciones oficialistas en Ecuador y Argentina, donde se ha atacado directa e indirectamente a los medios que expresan una posición disidente a la del gobierno o permiten la expresión de quienes están en la oposición. Llama la atención que frente a todos estos problemas los organismos hemisféricos como la OEA y la Unasur no asuman una posición más activa en defensa de libertades consustanciales al buen funcionamiento de las democracias. Chile, por su lado, debe promover en todas estas instancias una actitud más activa en defensa de la libertad de expresión, generando conciencia sobre las graves amenazas que ella enfrenta en varios países y la necesidad de que ellas sean superadas.