CIUDAD DE MÉXICO.- De antemano pido una disculpa y acepto que seré juzgado por los resultados de este comparativo de comida. Les voy a ser completamente franco: Mi idea era destrozar a esos productos precocidos de apariencia desagradable que osaban llamarse tamales y están exhibidos en los anaqueles de los minisúper. No podré hacerlo, pues mi trabajo me obliga a calificarlos de forma franca. Tamales Una de las comidas preferidas de los mexicanos es el tamal. Adopta diversas formas según el estado en el que se prepara, pero la constante es la masa con sabor añadido gracias a los ingredientes propios de la cocina mexicana: Verdes, rojos, dulce, mole, elote, no podríamos terminan de enumerar las adiciones que con el tiempo, han adquirido. En un inicio, pensamos poner a competir a los típicos tamales de carrito de la esquina (todos tenemos unos cercanos, que aunque, varían de calidad, suelen mantener una constante), y aquellos que se venden en el supermercado en empaques poco atractivos. Seré franco, quería hacerlos pedazos, pero me será imposible. No me juzguen, lo digo con toda franqueza. En esta ocasión comparamos unos tamales “de calle”, contra la única marca que encontramos en el súper: Valle Verde, Tamayo. Sabemos de la existencia de otros, “La Costeña”, pero tras buscarlos en algunos establecimientos, no logramos encontrar piezas para que participaran en este comparativo. Tamayo (de supermercado) Precio: 13.50 pesos mexicanos. Lo digo claramente, a simple vista no apetecen. Lucen feos y al sacarlos del empaque parecen arcilla de juguete. Cuando di una mordida al de salsa roja con cerdo tuve una revelación. Son un producto increíble con gran sabor, consistencia y el punto medio de grasa que todo tamal debería tener. El equipo editorial tuvo la misma experiencia, y sus sabores son destacables, a excepción del de dulce, que no gustó mucho. Los verdes tienen la suficiente carne de pollo y no se sienten artificiales. Están conservados al vacío, al parecer sin conservadores. Su punto en contra, es su apariencia, no se ven bien, y por supuesto, su tamaño. Lo repito, no me critiquen, dense la oportunidad de probar uno. Tamales de carrito Precio: 12 pesos mexicanos. Si vives en la Ciudad de México sabrás a lo que nos referimos con la variedad “local” de este platillo. Son de tamaño medio, con abundante masa y dependiendo del lugar, el sazón del guisado y su cantidad hacen el resto. Por algún motivo los comemos hasta en tortas, y en comparación con los preparados de supermercado, son hasta tres veces más grandes. Uno debería probar un tamal al menos una vez al mes. Los “conocidos” son los de mole, verde, dulce y se les encuentra en variedades cada vez más comunes como rajas, rojo, y lo que la imaginación del cocinero pretenda. Buen tamaño, suficiente sal, abundancia y sabor. Conclusión No podemos destrozar a los tamales que vende Verde Valle, encontramos un snack interesante y rico, al menos en las versiones saladas. Los de dulce no nos gustaron tanto. Si tienen prisa y los ven, podrían darles una sorpresa más que agradable. Sin embargo, los ganadores indiscutibles son los banqueteros. Esos negocios pequeños familiares traen un producto generalmente consistente a sus comensales. Por supuesto, habrá algunos gourmet, y otros reconocidos por destacar sobre el resto. También los encontraremos “muy malos”, pero por justicia de mercado suelen desaparecer de las calles con prontitud. Son nuestros ganadores indiscutibles por ser más baratos, más abundantes, y porque saben justamente a lo que deberían. Consejo: Agregue un bolillo y no critique a los capitalinos por esta cuestionable práctica. -- EXCÉLSIOR