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La desgracia parece que no se detiene, parece también, que se ha ensañado con nuestra gente, la que menos tiene y la que más sufre. Violencia que hace víctimas y las vuelve hacer. Una sociedad que, consciente o no, participa de ello. Un sistema de justicia inacabado y, merced a la impunidad, deja sensación de impotencia, frente a quienes en números fríos, dicen que no estamos tan mal o, que hemos mejorado.
11:41 jueves 7 septiembre, 2017
Columnas de hoyLa desgracia parece que no se detiene, parece también, que se ha ensañado con nuestra gente, la que menos tiene y la que más sufre. Violencia que hace víctimas y las vuelve hacer. Una sociedad que, consciente o no, participa de ello. Un sistema de justicia inacabado y, merced a la impunidad, deja sensación de impotencia, frente a quienes en números fríos, dicen que no estamos tan mal o, que hemos mejorado. ¿En qué clase de seres humanos nos hemos convertido? Peores que las bestias que matan por hambre o, por la defensa de la vida misma, ¿sería mejor, entonces ser irracionalmente bestias? Las marcas que deja la vida a través de nuestras elecciones se aceptan, pueden superarse, las marcas que deja la injusticia, el delito, los delincuentes, infringidas en contra de nuestra voluntad y que, lastiman nuestra integridad física, a tal grado que sería mejor morir, son insuperables y nos dejan marcados siempre, dejando secuelas infranqueables. El pasado martes, que habría pasado por la mete perversa de quién se decidió a lastimar en la forma más cruel que se pueda imaginarse, a una trabajadora, que no contento con mancillarla, le propicio heridas, descomunales, que tan solo verlas, aún para quienes estamos acostumbrados a ver la piel abierta, nos impacta a tal grado que no sólo duelen verlas, también indignan y, no se atina a sentir cual es el dolor más grande al estar en frente de tal crimen y de esa magnitud. ¿Morbo y volver a ser víctima a la misma persona? Si. Me parece que es lo que sucede con este crimen en particular pero, también con los demás, al ver las imágenes de lo sucedido, puede tener doble efecto, uno, hacer conscientes a las personas de lo que nos puede pasar y, otro, seguir en la despersonalización y adoptar costumbres en donde se va perdiendo la capacidad de así, de indignación. Ella, la víctima y sus familiares, tendrían que contentarse lamentablemente, con decir, cuando menos esta viva, qué pena que sea así, contentarnos con que, aún, siendo víctimas de un crimen de cualquier magnitud, estemos vivos para contarlo. Para la víctima, una mujer muy joven, nuestro cariño y solidaridad, esperando que el haber sobrevivido a este artero crimen, sea para ver la vida en función del amor que muchas personas sentimos por ella, aún, sin conocerla pero que, sobreviviendo, queremos que encuentre la felicidad. Una hiena hubiera sido más humana, que quien atacó a esta mujer. Maja Depierta, amiga, la inconsistencia humana así es, tiene razón, solo que, si es asunto de todos quienes habitamos nuestro entorno, luchando contra de esa ausencia inducida, cruel y despiadada. Efectivamente la inconsistencia humana, merced al miedo, nos hace olvidar el agravio y ausentarnos de nuestra responsabilidad. Me consterna la existencia del pensamiento "hasta que alguien venga y tal vez me maté porque tenga ganas". Solo por ser mujer. Mucho dolor ha provocado este crimen, mucho más provocará en ella, la víctima pero también en la familia, ahí en guardia, cuidando a su familiar que ha sido herida brutalmente, con ira, dolor, ganas de venganza, todo en contra de la impunidad que nos mata. No bastara encontrar y castigar al criminal, las heridas físicas y psicológicas, no cicatrizaran, estarán abiertas cada día, cada minuto, esperando quien pague tal dolor y, quizá, sea un inocente. @jaimechalita