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En la más reciente entrega de los premios Golden Globe, se hizo evidente lo que por tantos años se intentó mantener en silencio dentro del distinguido ambiente cinematográfico.
19:43 viernes 12 enero, 2018
VIRALESEn la más reciente entrega de los premios Golden Globe, se hizo evidente lo que por tantos años se intentó mantener en silencio dentro del distinguido ambiente cinematográfico. La violencia contra las mujeres es una amenaza y una desastrosa realidad para nosotras en todos los ámbitos y de diferentes formas. Desde hace unos meses, como un tsunami se ha desatado una serie de acusaciones y señalamientos contra productores, directores y actores detallándose episodios de abuso y violencia sexual cometidos por integrantes de esta industria. Estas acusaciones van desde los mal llamados “favores sexuales”, abuso de poder, amenazas de destruir las carreras de varias mujeres, hasta violaciones y agresiones sexuales. Hay quien dice que a raíz de una investigación que publicó The New York Times en octubre salió a la luz el “escándalo” y hay quienes sostienen que esto ya era inevitable. Bueno, lo que si tenemos muy claro es que se ha marcado una diferencia antes y después de estas denuncias y la gran prueba de esto fue cuando la gran mayoría de las artistas que desfilaron por la tradicional alfombra roja de este tipo de eventos, lo hicieron vestidas de negro y acompañadas no por hombres, si no por otras mujeres. Emma Wastson iba acompañada de Marai Larasi, directora ejecutiva de una red de organizaciones británicas que luchan para erradicar la violencia contra las mujeres. Meryl Streep llegó con Ai-Jen Poo directora de la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas y codirectora de la campaña Caring Across Generatios que trabaja para mejorar las condiciones en la invisibilizada economía del cuidado de personas adultas, niños y niñas. Susan Sarandon junto con Rosa Clemente (activista y ex candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos en el 2008) alzaron la voz por la libertad para los presos políticos. Michelle Williams llegó del brazo de Tarana Burke, quien se considera la fundadora del movimiento #MeToo , nacido en el año 2007 como apoyo, respuesta y visibilización de la violencia sexual de mujeres jóvenes afrodescendientes y hoy es directora de la organización Girls for Gender Equity. Emma Stone llegó con Billi Jean-King legendaria tenista y fundadora de la asociación femenina de Tenis, espacio desde el cual, se ha impulsado el pago igualitario entre hombres y mujeres en el deporte. Saru Jayaraman acompañó a la actriz Amy Poheler, siendo portavoz de Restaurant Oportunities Centers United, una asociación que trabaja para mejorar las condiciones laborales y salarios de las trabajadores de hoteles. Laura Dern arribó con Mónica Ramirez quien es cofundadora de la Alianza de mujeres latinas trabajadoras del campo en Estados Unidos y que trabaja para conseguir igualdad salarial y erradicar el acoso sexual de las mujeres (la gran mayoría, migrantes) en los campos americanos. Así transcurrió esta alfombra roja, se convirtió en un espacio en donde antes se hablaba de ropa, diseños exclusivos, joya, maquillaje, peinados y dietas, por unos momentos se transformó en un espacio en donde muchas voces que no tienen este tipo de foros, pudieron ser escuchadas. Posteriormente vino el discurso de Oprah quien ha dividido opiniones: hay gente que AMÓ su discurso, le aplaudieron y ahora hasta traen la onda de que pudiera ser candidata a la presidencia de Estados Unidos y por el otro lado, hay quienes han criticado su postura desde el privilegio y el oportunismo de ocasión, señalándola de liberal y clasista. No faltaron hombres en sumarse a esta campaña portando un pin con el lema #Time´sup olvidando el pequeño detalle de que han trabajado para Woody Allen quien, como la mayoría sabe, tiene un largo historial de abuso sexual y pederastía, ellos fueron Jude Law, Steve Carell, Justin Timberlake, Hugh Jackman y Ewan McGregor a quienes seguramente, se les estará cuestionando no ir más allá de lo mediático y se les exigirá romper lazos con éste y otros abusadores. Y por supuesto, no faltaron las voces quejándose de que habían sido los peores premios de la historia, aburridos y políticamente correctos augurando que si las cosas siguen así, en el futuro tendrán que hacer “premios negros”, “premios gays” y “premios para discapacitados” (sic). En particular, me llamó mucho la atención de un crítico de cine potosino que decía que le había parecido una ceremonia “acartonada, aburridísima, tiesa, sin glamour ni espectacularidad. Tele dirigida a lo políticamente correcto y discursos que rayaron en lo exagerado, sin decir que sus causas no sean importantes, pero era momento de entretenimiento y pasarlo bien, reír y disfrutar” e incluso se atrevió a señalar que esas “no eran las formas”. Me parece sumamente preocupante que aún en pleno 2018 haya voces que prioricen el espectáculo a la realidad que vivimos las mujeres en los diferentes ámbitos y no, no crean que peco de ingenua, sé que también hay muchísimos intereses detrás de estos discursos y eventos, pero también por lo mismo, celebro que el movimiento feminista esté “invadiendo” estos espacios y siga incomodando a quienes su machismo les lleve a pensar que levantar la voz contra la violencia hacia las mujeres es “arruinar unos premios” porque estoy convencida que el mensaje dejó más de una semilla en gente que a pesar de vivirlo día a día, jamás hubiese tenido acceso a temas como “acoso sexual”, “desigualdad salarial” y “techo de cristal” . Nos falta mucho, pero seguimos avanzando.