Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
Nada tan sencillo como que Sheinbaum tomara el teléfono para llamar a Trump y pedirle la dirección de las puertas de las guaridas de los capos
00:10 martes 25 noviembre, 2025
Colaboradores
Washington.- El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum puede en cualquier momento y sin riesgo, acabar con la amenaza que representan para la seguridad del país los narcotraficantes y líderes del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de la fracción de Los Chapitos del Cártel de Sinaloa. Con una simple llamada de teléfono, la presidenta mexicana solucionaría el problema que, por años, los gobiernos de por lo menos tres de sus antecesores fueron incapaces de remediar.
La semana pasada, el lunes 17 de noviembre para ser precisos, Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, afirmó lo siguiente en la Oficina Oval de la Casa Blanca: “Conocemos las rutas. Sabemos la dirección de cada jefe de la droga, sabemos sus direcciones, sabemos cómo son las puertas de sus casas, lo sabemos todo de cada uno de ellos”.
Nada tan sencillo como que Sheinbaum tomara el teléfono para llamar a Trump y pedirle, en buena onda y bajo el espíritu de la estrategia bilateral contra el narcotráfico o narcoterrorismo, la dirección y descripción de las puertas de las guaridas de los capos más buscados y temidos de México. Sería un auténtico acto de buena fe para ayudar a mermar la amenaza a la seguridad de los Estados Unidos que representa el narcotráfico y para salvar miles de vidas de los inocentes estadunidenses que no paran de consumir todo tipo de drogas.
Xiomara Castro la presidenta de Honduras debería hacer lo mismo.
Entre las dos mandatarias, que además de hacerle un favor a Trump, contribuirían también a que su homólogo estadunidense se embolsara la nada despreciable cantidad de 55 millones de dólares.
Para el caso de los capos mexicanos, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del CJNG, la recompensa que ofrece Washington es de 15 millones de dólares por dar información que conlleve a su arresto y proceso judicial en Estados Unidos. Otros 20 millones por los hermanos Iván Archivaldo, “El Chapito”, y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “Alfredillo”, jefes de la fracción de Los Chapitos del Cártel de Sinaloa.
Llevamos sumados 35 millones de dólares. Agreguen los 15 millones por el canadiense que supuestamente se esconde en México, Ryan James Wedding, cliente comprador de cocaína del Cártel de Sinaloa y, de pilón, aquí entra en acción la presidenta hondureña, los 5 millones de dólares por datos sobre Yulian Andony Archaga Carias, líder de la pandilla Mara Salvatrucha o MS-13 en Honduras.
Sí señor, 55 millones de dólares son los que ofrece en recompensa el gobierno de Estados Unidos por información sobre estos cinco delincuentes y esa es la cantidad de dinero que, con una llamada telefónica, Sheinbaum y Castro le ayudarían a ganar a Trump.
Hacerlo, para el caso de México, implicaría acabar con la preocupación de que a Trump se le ocurra lanzar ataques dentro del país para matar a los capos del narcoterrorismo violando la soberanía territorial, de lo cual el mismo presidente de Estados Unidos acotó el lunes de la semana pasada, se sentiría orgulloso de llevar a cabo.
Otro beneficio para el gobierno de Sheinbaum si llama a Trump es que silenciaría a la oposición conservadora y malinchista que aboga por la invasión gringa ante la incompetencia del Estado mexicano para detener a los jefes de los cárteles.
La política es una ciencia. Ahora se entiende por qué en su campaña presidencial de 2024, Trump prometió a sus electores lanzar misiles en contra de los cárteles mexicanos para borrarlos del mapa. Desde entonces el multimillonario ya conocía las direcciones de los capos.
Trump no dice mentiras, ¿o sí? Todo se puede aclarar con una breve conversación telefónica desde Palacio Nacional y desde Tegucigalpa a la Casa Blanca. Si existiera la remotísima y potencial posibilidad de que el presidente de Estados Unidos esté mintiendo, mal para él; corre el riesgo de perder credibilidad ante el mundo y ante su electorado.
Por la asquerosa y horrible maña que tengo debido al oficio de tecleador de dudar de todo lo que dicen presidentes y políticos, he de suponer que, como son tontos los narocoterroristas, estos siguen sentadotes y quitados de la pena en la sala de sus escondites pese al riesgo de que en la Casa Blanca saben con santo y seña, cuantas imágenes de Jesús Malverde y de la Santa Muerte tienen en sus casitas. ¡Aguas!, que se les viene encima el coco.
POR J. JESÚS ESQUIVEL
COLABORADOR
@JJESUSESQUIVEL