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Las 77 esculturas de personajes destacados sobre Reforma, inauguradas en el Porfiriato, han sido víctimas de vandalismo, robo y desatención
07:42 martes 6 febrero, 2018
MéxicoMás de 70 esculturas sobre Paseo de la Reforma han sido víctimas de vandalismo, robo... y desatención de las autoridades. En un recorrido realizado desde el Ángel de la Independencia hasta la Glorieta de Peralvillo, REFORMA constató que prácticamente todas las piezas sufren afectaciones y están expuestas a los trabajos de la Línea 7 del Metrobús. Este conjunto de 77 esculturas fue inaugurado durante el Porfiriato, en 1895. Representa a militares, políticos, científicos y periodistas destacados de las 32 entidades y se encuentra bajo el cuidado del INAH. En el tramo que va del Ángel hasta El Caballito, donde las esculturas se encuentran a las puertas de recintos como el Senado y dependencias como la Sedesol y la PGR, por lo que es ruta habitual de marchas, no se han borrado grafitis que se acumulan al menos desde hace un año y tampoco se ha dado mantenimiento por cuarteaduras y suciedad. Desde El Caballito hasta la Glorieta de Peralvillo, la mayoría de las placas de bronce que identifican a los personajes han sido hurtadas de su pedestal y, en algunos casos, fueron removidas llevándose incluso parte de la piedra. En vida, el General tamaulipeco Juan José de la Garza dirigió al Ejército Republicano durante la Segunda Intervención Francesa. A 125 años de su muerte, como nunca ocurrió en batalla, alguien logró arrebatarle su espada. La escultura que lo conmemora sobre Paseo de la Reforma, a la altura de la Parroquia Votiva, se sostiene en un pedestal cuarteado y sucio, grafiteado, que delata una restauración fallida. La mano de bronce aún aprieta la empuñadura de la espada, pero la hoja se perdió para siempre. Igual que el resto de las esculturas de próceres distribuidas sobre la avenida, el Águila Republicana grabada en la piedra del pedestal cada vez se queda más chata y su silueta más difusa. "En este grupo escultórico que puebla todo el paseo tenemos grafitis, sobreposición de pegotes de publicidad, pérdida de algunas placas y de basamentos", diagnostica el arquitecto y restaurador Rubén Ochoa, historiador del patrimonio urbano. Este conjunto escultórico padece una condición generalizada de deterioro donde ninguna escultura se libra de, al menos, una de las afectaciones enlistadas por Ochoa. A este grupo hay que sumar la cantidad de copones que se intercalan entre cada pieza y que sufren el mismo tipo de olvido. Este paseo escultórico está conformado por piezas encargadas a todos los Estados mediante una convocatoria y colocadas a lo largo de Reforma durante varias etapas. Es difícil, sin embargo, distinguir a muchos de los próceres en su estado actual. El viandante que se interese por la escultura del General nayarita Bibiano Dávalos, por ejemplo, casi llegando a la Glorieta General José de San Martín, no encontrará su biografía en el pedestal, pues ambas placas de bronce que lo identificaban han sido robadas. Tampoco, como en el caso de De la Garza, encontrará su espada. A falta de un plan de conservación regular del INAH, las pintas realizadas en las esculturas, el hurto de sus materiales y la falta de mantenimiento ante la intemperie y la contaminación no se remedia. En el tramo siguiente, hasta la Glorieta de Peralvillo, el hurto de las placas es casi total. Anónimos, los mexicanos ilustres han perdiendo piezas y su identidad por la rapiña y la falta de atención. A la escultura del escritor Francisco Sosa, por ejemplo, a una cuadra de la Glorieta de Cuitláhuac, le arrancaron la placa con todo y un trozo de pedestal. Para Ochoa, quien lleva décadas documentando la pérdida de patrimonio cultural sobre Reforma, el mal estado del conjunto es apenas uno de los problemas más recientes. "Perdimos el 86 por ciento de las casas porfirianas que todavía existían hasta el año de 1950. De ellas, sólo quedan 14, las cuales están amenazadas ya con algún proyecto de intervención", lamenta. También, después de 1950, afirma, a partir de la construcción de rascacielos, se perdió la rasante visual que uniformaba la vista, así como 75 por ciento de las especies vegetales en los andadores y múltiples bancas de piedra que fueron removidas. En el año 2000, recuerda, con el cambio de material del piso de los andadores, el basamento de 15 centímetros de las esculturas quedó sepultado y muchas perdieron su verticalidad. El último proyecto urbanístico que habrá de cambiar la cara de Reforma es la construcción de la Línea 7 del Metrobús, que expone aún más al conjunto escultórico. Para Carlos Lara, especialista en legislación y políticas culturales que, de la mano con la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, logró corregir aspectos de la obra que afectaban al patrimonio mediante un amparo, la conclusión de los trabajos podría ser una oportunidad para arreglar la situación del paseo. "Aquí sí se requiere una intención interinstitucional más allá de que haya un decreto, un acuerdo administrativo y demás. Se requiere una estrategia de intervención urbanística para que después de esta obra que están haciendo venga un remozamiento de la estatuaria pública", reflexiona. Consultado, el INAH declinó dar una entrevista al respecto. -- Reforma