Vínculo copiado
Ahí está nuestro México, nuestra Patria, el Hogar común, este que debería ser de todos y que, lo es solo en el discurso, la realidad es otra y, depende de quién lo vea o, lo diga. Los intereses personales, de grupo o, de partidos políticos, verán una realidad diferente cada una de las personas y, cada una de las organizaciones, según sea la óptica de cada quien.
21:52 jueves 14 diciembre, 2017
ColaboradoresAhí está nuestro México, nuestra Patria, el Hogar común, este que debería ser de todos y que, lo es solo en el discurso, la realidad es otra y, depende de quién lo vea o, lo diga. Los intereses personales, de grupo o, de partidos políticos, verán una realidad diferente cada una de las personas y, cada una de las organizaciones, según sea la óptica de cada quien. Es la temporada de los fuertes contrastes, la temporada de frío y, esta vez, inclemente que azota a todos, pero a unos más que otros. Ahí está el México sufrido, el que trabaja y quiere salir adelante, el México hundido en la desesperación de la incertidumbre, el olvidado en el anonimato del dolor pero, ahí está el otro al que no le falta nada y se rodea del lujo ajeno, que se quiere perpetuar. No se trata de regalar y si, de compartir la oportunidad de trabajar por lo anehelado. Se trata del desarrollo para todos y no, como ha sido, solo en pocos. Nuestra Nación tiene el potencial que es necesario para triunfar. La depauperación de la sociedad parece que alcanza ya, sino su limite, si el umbral más alto de que se tenga memoria. Las deudas a nuestra sociedad, se acumulan y devengan saldos impagables, de no ser que durante muchos años, la honestidad, la solidaridad y, la subsidiaridad, vengan a nosotros, la sociedad civil, pero también, a los políticos y apliquemos el sentido común del bien que nos sirve a todos. La mezquindad, la usura, la complicidad, el saludar con una mano y golpear con la otra, los moches, la obra pública y las licitaciones en deuda interminable, todo eso y más, tienen que desaparecer. Este México di-símbolo, el que quiere ir adelante mediante el esfuerzo del trabajo en un sector y, el otro, el que quiere ir adelante, limitado al circulo más cercano y, viendo el negocio del dinero público, como ha sido ya, una tradición. Todos quieren llevarse más que el anterior. Todos quieren tener más que los demás, pero no necesariamente en forma honesta. La repetición de ser un País pobre, negando nuestra riqueza es y, ha sido una mentira. Tenemos un hogar común empobrecido, si, en manos de unos cuantos. No es el camino, regalar nada y, si, el dar oportunidades de crecer. Quien no quisiera ser el dueño de su destino económico, quien no quisiera ser su propio patrón. Tampoco es el resolver los problemas ajenos pero, si, el no quitar lo que pertenece a todos. Es el final de este 2017, se termina el año y resaltan los odiados indicadores, cuando menos para un servidor, de donde se desprende como termina el ciclo cronológico, resaltando como el servicio público y la burocracia, se han convertido en los grandes beneficiarios de la pertenencia pública para quienes lo persiguen y, de ello viven en demasía. Aguinaldos en el sector público, aún cuando son en cuantía un insulto a la desgracia, no sería el gran problema como lo es, y, si, todo lo que ha estado en torno a los miles de millones que se negocian en el transcurso de cada uno de los años. En la empresa se gana en razón del trabajo que reditúa y, cuando llegan las cantidades devengadas, no sólo están en relación a la ley, también a lo que se regresa en productividad; por ello el insulto en el sector público, burócrata en especial, nos ha quedado a deber. Tiempo de dar, tiempo de compartir. El lujo que deriva del recurso público, contrasta con el del esfuerzo personal que culmina con El Progreso que da la satisfacción del deber cumplido, ahí la expresión es modesta pero, genuina. No hay o, casi no habrá, servidor público que atienda al exceso, al acumulo de fortuna, a lo fatuo, a lo "elegante" y, a las reuniones de lujosa sociedad. La responsabilidad es de todos, la miseria que se vive y no debería, en nuestro País, es de todos. Hay un México en silencio, callado, estoico que, aguanta como lo ha hecho y, no estoy seguro que así los siga haciendo. Un México diferente, uno que, al asecho, quiere lo que nunca ha tenido, pero que su esfuerzo mantiene nuestra "democracia". La cultura del esfuerzo, esta nulificada, no hay. La limosna de sistema electorero está ya aquí. Contundente, ese no es el camino, se aparta de la cultura del esfuerzo e insulta a la persona en su dignidad. No es la dádiva lo que hace falta, es el crecimiento de una sociedad en donde la riqueza sea en la clase media, dignificando y creciendo su línea de bien estar. Diciembre era, como lo es, el mes de la reflexión y del balance entre lo bueno y lo malo, entre el logro y el retroceso. Este México que nos duele y que, pareciera está conformado por mexicanos que en su diversidad, está uno contra el otro, negando el nacionalismo que nos hermana a todos. Tener una Patria progresista amándola y respetando es impostergable. La Independencia Mexicana, así como, la Revolución de nuestro País, inició con las injusticias y atropellos de una clase abusiva en contra de una que, se arto de los atropellos. Muchos muertos y sufrimiento, de los mexicanos costaron. Hoy, con la universalidad de la comunicación, el pago de la factura, largamente adeudada, podría cobrarse con lo indeseable. @jaimechalita