Vínculo copiado
Los humanos almacenan su conciencia en un disco insertado en la nuca que puede transferirse indefinidamente a otros cuerpos tras morir
09:16 domingo 28 enero, 2018
VIRALESParís.- Un mundo distópico donde la inmortalidad corrompe a las personas es la apuesta de la serie "Altered Carbon", la superproducción "cyberpunk" de Netflix llena de acción y reflexiones sobre la muerte, que se basa en el libro homónimo del escritor inglés Richard K. Morgan. En la serie, que se estrena el 2 de febrero, los humanos almacenan su conciencia en un disco insertado en la nuca que puede transferirse indefinidamente a otros cuerpos tras morir, siempre que ese dispositivo se mantenga intacto y que se pueda costear el precio de un cuerpo. El resultado es que sólo los más ricos pueden ser inmortales y vivir en barrios lujosos mientras que las clases bajas se quedan en ciudades superpobladas donde proliferan los negocios de realidad virtual. La historia comienza en el año 2,384, cuando el multimillonario de 365 años Laurens Bancroft (Joel Purefoy) quiere resolver su propio asesinato reviviendo a un antiguo guerrero, Takeshi Kovacs (Joel Kinnaman), quien en su investigación genera una espiral de violencia que empapa los diez capítulos de la primera temporada. El actor británico James Purefoy ("Roma", "John Carter") se anticipó a las posibles críticas y justificó ante la prensa en París que la violencia en la serie aparece como consecuencia de alargar la vida indefinidamente, ya que esto "corrompe" a la gente. Añadió que, de todas formas, la violencia "ha sido parte de las obras dramáticas desde que estas existen". Cada capítulo confirma que la inmortalidad es peligrosa, como resumió el sueco Joel Kinnaman ("House of Cards"): "Si perdiésemos la mortalidad, perderíamos nuestra humanidad", aunque reconoció que a él le sería "difícil decir que no a esa posibilidad". Según Purefoy, un mundo así sería "una pesadilla", ya que al interpretar a un poderoso hombre de más de 300 años se dio cuenta de lo fácil que es manipular cuando se tiene tanta experiencia, y aseguró que "hay mucha gente mala" a la que no daría esa tecnología futurista. La tecnología está avanzando tan rápido que es muy difícil imaginar donde estaremos en 150 años", reflexionó Kinnaman, quien añadió con aire pesimista que, a este ritmo, "en sólo 50 años" el mundo ya habrá cambiado significativamente. -- EXCÉLSIOR