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"Se abre el telón, más de 50 periodistas hacen el papel de espectadores, al frente se presenta una función rutinaria, un imán televisivo en tiempos de pandemia."
00:20 lunes 4 mayo, 2020
ColaboradoresSe abre el telón, más de 50 periodistas hacen el papel de espectadores, al frente se presenta una función rutinaria, un imán televisivo en tiempos de pandemia. Palacio Nacional se alista para un nuevo reality, de esos que confirman amor y odio. AMLO sabe manejar la prensa, se le ha ido de las manos en ciertas ocasiones, peor lo tiene controlado ya que entiende su mercado, una hora al día es más que suficiente para reafirmar consignas políticas y frases de progreso, una propaganda ideológica de la que ya hacía gala en su etapa al frente del gobierno capitalino. Marcelo Ebrard hizo sombra allá por aquellos tiempos en los que la inmigración y los aranceles peligraban para la nación, hoy el personaje de moda es un López Gatell de diseño más humano y que tiene a todos en sintonía ante la alerta del COVID-19, una plataforma informativa que el gobierno ha catapultado hacia lo que realmente es un reality show nacional. Hemos pasado a la información del entretenimiento, oferta y demanda para abrir espacios vespertinos a favor de la 4T, una mezcla de situaciones complejas que permiten la excusa ante la acusación de manejar los medios. Tal clase de preparatoria, los dirigentes nacionales pasan a examen proyectando sus reportes y anunciando sus estrategias, atento queda López Obrador que sigue en escena para dar calificación final a cada rubro… Graciela Márquez, Arturo Herrera, Olga Sánchez, Rocío Nahle… nadie se salva del examen oral y de la reafirmación ideológica, un repetir interminable para grabar cada matiz político. Tal éxito mediático abre la posibilidad de ampliar la oferta, AMLO amenaza con abrir las mañaneras durante los sábados y domingos, la regulación de mensajes políticos debe ponerse a debate ante el bombardeo de propaganda política. Hugo Chávez era un experto en manejar masas, programas televisivos, control periodístico y frases mediáticas acompañaban su mal lograda revolución. Maduro intenta replicar aquellas mañas, mismas técnicas pero con tan poco feeling que ha ido diluyendo el “sentido venezolano” a un discurso de poco crédito. Algo hay que sacar de todo esto, la política debe aprovechar cualquier espacio de expresión para hacer llegar el mensaje, discursos con capacidad de acción y reafirmación, esto se vive hoy en el país ante los atónitos ojos de un contrapeso político inexistente. “Susana Distancia”, personaje a favor del distanciamiento social para la prevención del contagio del COVID-19, ha resultado un filtro notorio desde que el 25 de marzo se redujera el aforo y se eliminara la posibilidad de cuestionar el discurso presidencial, ha leído usted bien, un plan en el que el equipo de comunicación del presidente filtra el acceso a los reporteros o los invitan a seguir de manera telemática la conferencia evitando “malos entendidos”. Esta inquisición política no tiene excusa, en plena crisis sanitaria López Obrador sermonea cayendo en incongruencias: del “nos viene como anillo al dedo” ha pasado por su fabulosa recomendación de "bajarle a la sal, bajarle al azúcar y desde luego bajarle al alcohol"… no podríamos olvidar la estampita religiosa, los besos y abrazos o la invitación nacional a acudir a restaurantes y fondas”. No hay apoyos para Pymes, pero si para Slim y Salinas Pliego, Barlett es un tremendo dolor de cabeza y las gestiones de Morena cada vez son más visibles ante el doble discurso y una moral en entredicho. A fin de cuentas el show debe continuar, da para esto y mucho más, mientras el populus esté feliz todo tiene excusa; no habrá paquete económico de apoyo a pequeñas y medianas empresas, aquel divorcio de los fifis gubernamentales con la 4T es pura palabrería, todos sabemos que no se separa al poder político del poder económico, por mucho que quieras vender lo contrario. Javier Rueda
www.javierrueda.mx