El arte de vivir en comunidad, requiere muchas cosas, pero entre las más importantes, debería estar el interés por los demás, sabiendo que nadie es nada sin ellos. Pero para los candidatos, que luego se sienten inalcanzables, el mensaje es, que aún para pagar impuestos, es que se nos necesita, votando por ellos o, no, y que con estos, los recursos públicos, no despertasen la avaricia en quienes detentan poder representativo popular y no unipersonal. En la guerra que se pretende y, por instantes se produce, en torno a nuestra elecciones, nadie gana, todos, absolutamente todos, perdemos. Aún ganado por cantidad de votos, quien lo hace, pierde. Recibir una población polarizada y resentida por haber perdido, no representa ventaja alguna para quien sea ganador, por el contrario, habrá oposición, aveces hasta irracional, para el progresar de la comunidad. Dividir una nación como la nuestra, por intereses políticos y de avaricia económica, es un grave error y los enconos entre ciudadanos aumentan en atención a la defensa que se hace de posturas radicales, de quienes quieren, sin mediar consecuencias, ganar a cualquier precio. Como en múltiples ocasiones se ha mencionado, hasta pagando el precio de la vida. Van más de ciento treinta homicidios, los más de gente joven, ligados a candidaturas en este proceso electoral. Después de los comicios, quienes ganen cualquiera de los más de dos mil quinientos puestos, tendrán el señalamiento personal, de haber estado en campañas manchadas como elecciones sangrientas y, con la obligación de continuar, si es que se iniciaron, las investigaciones de tantos Homicidios.  Aparte, existe un numero insultante de desaparecidos y los más lastimados son los jóvenes entre 15 y 39 años.  ¿Se va la fuerza de los mexicanos que sostendrían nuestro País? Culpas hay muchas, pero, la impunidad y madre de la corrupción, junto a la ausencia por una promoción de la cultura del trabajo honesto y esfuerzo personal, claro que tienen casi toda la responsabilidad. Esta próximo el 1 de julio. Habrá ganadores de algunos partidos políticos y, si los ganadores en una misma entidad federativa, son de partidos diferente, con posturas irreconciliables, quienes pierden son los ciudadanos, pues el ponerse de acuerdo, no será jamás, en favor del interés público y, si, el propio que permita avanzar en lo económico y, o, en lo político. Una vez más se sacrificará el interés público y lo peor, será en algunos casos, con la complicidad ciudadana. México está hoy más que nunca en entredicho por la voluntad mínima de sus representantes. Serán ellos que con sus hechos, deberán responder a los mexicanos, teniendo en cuanta que, la paciencia de la población se agota peligrosamente como hemos visto.  La pérdida de vidas, en accidente o de forma violenta, siempre es dolorosa. Cuando se tiene rebasado el espectro de acción de las autoridades, nacen las historias urbanas y con ello el desconcierto de la veracidad de los hechos. Caso contrario, cuando se actúa con claridad y capacidad científica, abatiendo la impunidad, la confianza en las instituciones regresa.  México tiene que volver al camino de las instituciones fuertes, ganar la confianza de los ciudadanos, si, pero también ganar el respeto de los mismos. Las acciones de cara a los ciudadanos, deben ser así, de frente. @jaimechalita