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Con bombo y platillo se anunciaba hace unos días el ranking donde México lograba desplazar a China como el socio comercial número uno de Estados Unidos, los pleitos entre las dos economías más grandes del mundo hacían que el presidente Trump nos favoreciera indirectamente
00:04 lunes 13 mayo, 2019
ColaboradoresPrivilegiar el interés de los productores mexicanos debe ser una prioridad para un gobierno que requiere todas las estrategias de negociación, poner mano firme al constante abuso del presidente norteamericano es una oportunidad para ganar terreno político perdido. Con bombo y platillo se anunciaba hace unos días el ranking donde México lograba desplazar a China como el socio comercial número uno de Estados Unidos, los pleitos entre las dos economías más grandes del mundo hacían que el presidente Trump nos favoreciera indirectamente… poco iba a durar el gusto, Donald es obsesivo y reivindicó el anuncio sobre el fin del acuerdo de suspensión del jitomate; desde 1996 los productores mexicanos gozaron de un mercado libre de pago arancelario, tiempos en los que Clinton acusaba la apertura como práctica de dumping y Salinas sacaba provecho de un TLC que se ha convertido en un Frankenstein comercial. Durante el mandato de Trump se han dado mil y un intentos de atentar contra el mercado mexicano, a la imposición de aranceles al aluminio y al acero se une la maña de un presidente empecinado con la reactivación del gravamen al jitomate, un escandaloso 17.5% que busca un favorecimiento a la producción nacional americana y alimenta aún más el proteccionismo. Las prácticas antiproteccionistas entre México y Estados Unidos, no sólo se acordaron con la finalidad de potenciar el Tratado de Libre Comercio, favorecer la complementariedad comercial y fortalecer el intercambio para evitar el aislacionismo comercial es un tema que parece no interesar al presidente americano: “ por mi, para mi y conmigo” podría ser el lema político para su próxima campaña del 2020. La política unilateral logra llevar a Estados Unidos a un estado permanente de confrontación, una tensión que no aporta crecimiento real en sus mercados, nada sostenible y muy riesgoso para el futuro. Una cosa es el discurso y otra diferente el hecho, las relaciones México-Estados Unidos viven una marcada y aguda discrepancia con otros temas coyunturales como migración y agenda regional, panoramas complejos que siguen funcionando gracias a la paciencia y esfuerzo de la política exterior en la relación bilateral. Se espera una reacción enérgica del gobierno, AMLO debe ponerse un poco más gallito fuera de nuestras fronteras y aprovechar el alza en los precios de productos estadounidenses del mercado dependiente. Las cuotas compensatorias impuestas al jitomate mexicano por el gobierno de Trump afectarán a la industria con pérdidas de al menos 350 millones de dólares americanos, la imposición de más de 200 billones de dólares en aranceles a productos chinos abre una nueva apuesta para México que podrá demostrar de qué estamos hechos en política exterior comercial. La apertura de nuevos mercados y la diversificación de las relaciones comerciales podrán ubicar a un México en panoramas más amigables, un momento de oportunidad para el crecimiento. Javier Rueda
www.javierrueda.mx