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La candidata de Morena para gobernar la Ciudad de México sabe que el único secreto para ganar consiste en no perder el control y esperar
19:45 domingo 1 julio, 2018
México
Sheinbaum es la elegida por el líder de Morena para gobernar la Ciudad de México. Es prácticamente imposible encontrar un cartel de campaña en el que no aparezca junto a su rostro el de López Obrador. Sus años de gobierno en la capital (de 2000 a 2005), además de su exitosa campaña nacional, se extienden como una sombra alargada por una de las ciudades más grandes del mundo. Y hay quienes corean su nombre en los actos de campaña de la aspirante. Se define como una política de izquierdas —aficionada a seguir las intervenciones de los líderes de Podemos en el Congreso español—, comprometida con la diversidad cultural, el medio ambiente, defensora de los pueblos originarios de la capital y de los derechos reproductivos de la mujer. "Mi gobierno será laico", sentencia firme. Sin embargo, como una manera desesperada de arrancarle votos al resto de formaciones, carga con una coalición formada por otro partido de origen evangélico y de ultraderecha, Encuentro Social (PES). Insiste en que no le gusta prometer medidas que sabe que no va a cumplir, aunque ha concretado muy pocas, por eso ha sido la única de los tres principales aspirantes —junto con Alejandra Barrales (PRD-PAN-Movimiento Ciudadano) y Mikel Arriola (PRI)— que no ha propuesto construir más kilómetros de metro. Y ante los principales retos que tiene la ciudad: inseguridad, movilidad y servicios públicos (abastecimiento de agua, principalmente), repite una y otra vez que lo primero es medir. Un mensaje poco efectista a 10 días de las elecciones. -- EL PAÍS