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En lugar de políticas públicas institucionales diseñadas con escrupuloso cuidado a fin de atender las necesidades de la gente, lo que ha imperado es una versión anquilosada de un populismo barato y sin sustancia
00:04 domingo 18 marzo, 2018
QUEBRADEROLa zona metropolitana de San Luis Potosí ha venido enfrentando severos problemas que con el paso del tiempo no han sido atendidos: inseguridad, marginación, desigualdad y de manera especial, deterioro en el modo de vida de miles y miles. Ni de cerca, se puede decir, ha habido una visión responsable de cómo atender la problemática. En lugar de políticas públicas institucionales diseñadas con escrupuloso cuidado a fin de atender las necesidades de la gente, lo que ha imperado es una versión anquilosada de un populismo barato y sin sustancia. La zona metropolitana de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez concentra el territorio de mayor violencia e inseguridad. El 75 por ciento de las ejecuciones se cometen en esos dos municipios. Pero también, siete de cada diez delitos del fuero común ocurren en una zona metropolitana agobiada por una convivencia cotidiana con los delitos de alto impacto. Además, la zona metropolitana representa uno de los principales centros de desequilibrio social y económico en el estado: el desempleo ha crecido en poco más de cuatro por ciento; la economía informal tiene un crecimiento sostenido del 19 por ciento y las franjas de miseria entre los dos municipios se agradan y cobran mayor vida. El 52 por ciento de la población económicamente activa en San Luis Potosí está en la informalidad y la mayor parte de ésta se ubica en ambos municipios. Es la paradoja del crecimiento vigoroso y sostenido de la zona centro de la entidad donde se concentra más del 80 por ciento de la actividad de la economía de todo el estado. Los costos del desarrollo son graves para una gran cantidad de potosinos. Frente a eso, las ciudades de San Luis Potosí en vez de avanzar, retroceden; no son de los mejores lugares para vivir por tanto problema que hay. Llegan inversiones al por mayor y hay empleo y hay actividad económica y hay una floreciente clase media alta, pero en cambio, hay pésimas condiciones de vida para decenas de miles. En buena medida, eso obedece a que los ayuntamientos de San Luis y Soledad no se han comportado a la altura de la responsabilidad que representa el crecimiento de la economía. Tampoco han estado a la altura del anhelo de la gente de vivir mejor. Han ejercido el gobierno en interés de facciones y han apelado a la vieja especie con olor a naftalina de “a la gente, pan y circo”. Con un discurso anquilosado y fuera de con texto ante el desarrollo que se palpa en la zona metropolitana, los alcaldes juegan a los caciques de rancho. Pues, bien, el Partido de la Revolución Democrática o lo que es lo mismo, la llamada Gallardía, ha anunciado la autorización para que los alcaldes Ricardo Gallardo Juárez y Gilberto Hernández Villafuerte se reelijan. Envueltos por el escándalo, las dudas y la polémica, los alcaldes irán por la reelección no por haber mostrado eficiencia, capacidad y resultados incontrovertibles, sino porque quieren y pueden. Así actúan los caciques de corte mesiánico: actúan porque quieren y pueden, aunque en su discurso dicen que están en la política porque la gente se los pide, porque la gente los necesita, porque la gente apoya y quiere. Lo cierto es que la zona metropolitana ve crecer los problemas y no se avistan soluciones. Cuando hay pan y circo por medio de festivales y más festivales, las soluciones quedan en segundo plano, lo que importa es la enajenación y la manipulación social con miras a conservar el poder.