El robo es el tipo de delito que se comete con más frecuencia en San Luis Potosí y toda la sociedad está expuesta a sufrirlo. El año pasado se denunciaron 13 mil 991 robos y de éstos, 3 mil 320 se cometieron con violencia. La violencia en esos casos fue de los simples golpes o en su caso extremo, hasta llegar al homicidio.  Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre la incidencia de delitos del fuero común al cierre de 2018, reflejan que el robo en sus distintas modalidades, es la actividad delictiva más nociva. Hace unos días, un joven empresario fue asesinado durante un robo a una propiedad de su familia. Los delincuentes ingresaron a una bodega a robar y en ese acto ilícito, lo mataron. Parece que la desgracia se ha clavado en la vida de los potosinos como clavos en una tabla La estadística al respecto muestra que ese tipo de sucesos no es nada aislado, más pareciera que ya forma parte de nuestra existencia. En el 2018 se denunciaron mil 668 robos a negocio, 888 de ellos, se cometieron con violencia. En la mitad de esos incidentes delictivos, agredieron a los propietarios de los bienes que los criminales robaron o pretendían sustraer.  Matar para robar. A ese grado de brutalidad se ha llegado. Las corporaciones de policía en sus distintos niveles hacen lo que pueden pero en notoriamente insuficiente. Se roban desde el tanque de gas de una casa, hasta los cables del alumbrado público hasta una institución bancaria. El robo está en todo su apogeo. El año pasado, se denunciaron 20 mil 40 delitos contra el patrimonio, de los cuales, 13 mil 991 fueron robos. ¿Dónde está la estrategia de prevención del delito? ¿Cuál es la efectividad de esa estrategia? La estadística fría respecto de la denuncia de ese delito, nos dice que ni se previene nada ni hay efectividad alguna que anime a la sociedad a esperar que se ponga un alto a la ola de robos. En 2017 se denunciaron 17 mil 968 delitos contra el patrimonio y de ellos, 11 mil 850 fueron robos, lo que supone que el año pasado hubo un incremento sustancias en una industria del robo que no hay quien frene. Ni el gobierno estatal ni los ayuntamientos han sido capaces de implementar estrategias que en los hechos den buenos resultados. El gobernador y los alcaldes han fallado de manera rotunda ante su obligación legal de garantizar el patrimonio y la seguridad física de los potosinos. Pese a ello, las autoridades se muestran ausentes de la autocrítica y mantienen un discurso hueco y sin sentido en cuanto a que San Luis Potosí es una entidad segura. El creciente número de robos confirma a diario que no es cierto que seamos una entidad segura. Somos una entidad insegura con ciudadanos que se siente inseguros y que pueden ser víctimas de los delincuentes en cualquier parte y a cualquier hora.