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Se veía venir y el viernes la acreditadora Moodys recortó la calificación a México, un recorte que tomó en cuenta factores como las perspectivas de crecimiento económico a mediano plazo y la situación Pemex
06:37 lunes 20 abril, 2020
ColaboradoresSe veía venir y el viernes la acreditadora Moodys recortó la calificación a México, un recorte que tomó en cuenta factores como las perspectivas de crecimiento económico a mediano plazo y la situación Pemex. En medio de una crisis mundial, la reducción se presume lógica dejando al país en un catálogo en el que se pierde el llamado 'grado alto' de inversión pasando al considerado 'bueno', una decisión histórica que sucede por primera vez en el historial de calificaciones soberanas de México. Tras la calificación de México a 'Baa1' desde 'A3', hay que entender lo que implica esta rebaja, un escalón de grado sujeto a un riesgo crediticio moderado. Esta pérdida de nivel obliga a México a un mayor pago de deuda, la baja en la competitividad y el aumento de riesgo sube de manera inevitable las tasas por las que el financiamiento externo será más costoso, la deuda se vuelve más cara y la capacidad de pago se complica ante los efectos del COVID-19. México cuenta con tasas bastante atractivas para la inversión extranjera, las altas tasas son un imán que colocaron al peso como una de las monedas de mayor demanda en el mercado internacional, arma de doble filo al no poder ofertar tasas competitivas para un país que necesita una reactivación económica urgente. Ante la indecisión y la evasión de una nefasta fuga de capital, algunos fondos de inversión invertidos en naciones con cierto grado de calificación dejarán de comprar papel ante el anuncio de reducción de la calificadora. Lo cierto es que, previo a esta medida, la fortaleza económica y fiscal mexicana ya se tambaleaba ante los duros anuncios de un presidente negado a fortalecer las Pymes del país, empresarios de todo México esperaron un apoyo que se desvaneció una vez más con discursos retóricos, una ideología que no ha funcionado en la administración pública y que va a pasar una factura difícil de pagar en un tiempo muy corto. Nos llueve sobre mojado, el análisis de Pemex evidencia un desgaste fiscal del Estado, el lento crecimiento y las resoluciones pasadas en la comercialización del crudo, son un ejemplo de la necedad y poca gestión propositiva a la crisis global. Banco de México sigue siendo el bastión en el que se soporta la razón administrativa del país, su política y aguante han logrado que con el agua al cuello aún se pueda respirar. La política monetaria es sana, se hace lo que se puede en la reducción de tasas y se controla la inflación con esfuerzos titánicos que poco a poco van cediendo en el intento, la incertidumbre política a mediano plazo y las pésimas respuestas gubernamentales han sido suficientes para evidenciar la imposibilidad de afrontar los retos económicos del país.
Traer al presente la cancelación del aeropuerto, la contracción del PIB y sus malos pronósticos, el cierre de INADEM, la pésima administración sanitaria, PEMEX y un sin fin de desaciertos, es entender que todo tiene su tiempo… a México por lo pronto, ya le redujeron su calificación. Disfrazado de discursos caducos, la verdad es que el choque económico que representa la pandemia por coronavirus Covid-19 provocará una recesión severa en México en 2020, una situación en la que la recuperación esperada para el segundo semestre de 2020 probablemente se verá anulada por los mismos factores que han obstaculizado el desempeño económico reciente… tiempos difíciles. Javier Rueda
www.javierrueda.mx