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Poder contar con una movilidad eficiente para el impulso y garantía de crecimiento económico sostenido y sustentable, obliga a plantear vías efectivas a favor de una mejora en la calidad de vida
02:05 lunes 27 enero, 2020
ColaboradoresDeje usted los patéticos baches, topes, hoyos (fosas) o la pericia potosina para brincar, esquivar o simplemente aceptar el golpeteo constante por una infraestructura digna de videojuego, tal pareciera que la prueba de llegar “sano y salvo” a cada destino implica una resignación generalizada, algo determinante en la calidad de vida de cada persona que labora en una zona industrial y que pareciera abandonada a la suerte. Si usted vive el caos de la carretera 57, esta columna será una aportación más a su desesperada situación. Poder contar con una movilidad eficiente para el impulso y garantía de crecimiento económico sostenido y sustentable, obliga a plantear vías efectivas a favor de una mejora en la calidad de vida. Inmersos en un tráfico cada vez mayor, con un crecimiento vehicular sin precedentes y una falta total de planeación vial, los parches y proyectos planteados para un tránsito fluido se han disipado. San Luis Potosí vive un crecimiento desordenado, el deterioro en la calidad de vida se ha homologado ante los prolongados periodos de desplazamiento y el aumento en la contaminación generada a partir del conflicto vial: más tiempo, más vehículos, más humo... Durante el pasado año, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) expuso un estudio que da luz a una situación caótica para la región, en el denominado Índice de Movilidad Urbana (IMU) se evidencia la necesidad de diseñar y ejecutar planes estratégicos que tengan como prioridad a las personas; a partir de la medición y comparación de las condiciones de movilidad de las 20 ciudades mexicanas más importantes, junto a su capacidad para ofertar alternativas de transporte atractivo, deseable y alcanzable para toda su población, San Luis Potosí reprueba quedando en posiciones muy desfavorables para la garantía en la mejora de calidad de vida. La zona conurbada de San Luis Potosí - Soledad queda en una situación complicada por su baja accesibilidad peatonal y ciclista, los largos tiempos de traslado, un permanente nivel de congestión vehicular, altos niveles de contaminación y la baja velocidad promedio en los recorridos hacen de cada desplazamiento un caos al que no le han faltado propuestas de todo tipo, desde las que implican grandes inversiones hasta las que aceptan la falta presupuestal y hacen valer su creatividad. Lo cierto es que el servicio de transporte público es más que deficiente, propuestas como Red Metro significaron la inversión de al menos 144 millones de pesos (sin tomar en cuenta la inversión de los permisionarios para la compra de las unidades), una de las grandes apuestas en un gobierno que no ha consolidado el proyecto… los comentarios a este proyecto no se dejan esperar tildándolo de ineficiente poniendo en duda hasta el espacio por el que deberían transitar las unidades. Tras la decepción del proyecto del sexenio, apostar por un orden en la entrada y salida laboral escalonada pareciera un ajuste favorecedor, complicado en políticas laborales e imposible al salvar distancias, implica un tránsito largo que no ayuda a la implementación generalizada. Compartir vehículo y otras medidas de este tipo, a pesar de ser presentadas como “óptimas medidas de transporte”, no han cuajado ante la falta de entendimiento de las dinámicas laborales. A mediados del año pasado se presentó la planeación de políticas públicas y acciones gubernamentales, una proyección del estado a 20 años referenció la necesidad de mejoras en comunicación, haciendo especial énfasis en los accesos y salidas capitalinas. Un plan estratégico de movilidad, el cual incluye transversalmente a todas las dependencias y que pone como centro de decisión a la ciudadanía con el objetivo de brindarle oportunidades necesarias para la movilización, suena muy bonito aunque a la fecha no se ha visto el modo. El caso del polémico nuevo brazo del distribuidor vial Benito Juárez, una inversión millonaria que no ha solucionado el congestionamiento vial, es cierto que lo ha mitigado de manera leve el problema, quedó en un “hubiera” al esperar mucho más impacto, una solución viable si se contrasta con lo invertido en mantenimiento o creación de banquetas y ciclovías… ( lo sé, es otro tema) ¿Hacer un solo sentido para accesos y retornos liberando los laterales para tránsitos “no industriales”? ¿aprovechamos las vías férreas ?¿Horarios alternos?¿Terracería como atajo ante la falta de vías alternas?¿funcionó el HotWheels del Distribuidor Juárez? Muchas preguntas que demuestran una preocupación real, es evidente que los costos de la falta de movilidad potosina son mucho más altos que la infraestructura necesaria para poder solucionarlos. San Luis Potosí forma parte del penoso club de la cogestión vial, el estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) valoró este problema en casi mil cien millones, divididos en ochocientos millones para transporte público y cuatrocientos en el privado. Analizado el estudio es alarmante ver como los usuarios del transporte público pierden 118 horas al año, los que usan automóvil pierden 71 horas; los desafortunados del transporte público pierden 69 mil millones de pesos anuales en oportunidad de ingreso, casi tres veces más en comparación de quienes usan automóvil, que pierden 25 mil millones de pesos. ¿seguimos con los datos?... mejor aquí lo dejamos, es deprimente ver como pasa el tiempo, somos más y seguimos con lo mismo. Javier Rueda
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