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La acusación vertida por el vocero del arzobispado potosino, Juan Jesús Priego Rivera, en el sentido de que los gobiernos lucran con la pobreza parece exagerada, pero las prácticas de nuestros políticos parecen confirmarlo.
23:01 miércoles 25 octubre, 2017
ColaboradoresLa acusación vertida por el vocero del arzobispado potosino, Juan Jesús Priego Rivera, en el sentido de que los gobiernos lucran con la pobreza parece exagerada, pero las prácticas de nuestros políticos parecen confirmarlo. La pobreza es la mayor enemiga de la democracia, de eso no cabe duda, como lo afirmó Priego Rivera, lo que parece inverosímil de creer es que las autoridades no la combatan al 100%, porque cada 3 y 6 años se benefician de ella. En muchos estados del país los partidos tradicionales siguen ganando elecciones, en pequeños poblados, porque los candidatos les entregan láminas, cubetas, despensas y los operadores políticos de la región los amenazan con la eliminación de apoyos sociales permanentes si votan por otro partido. Pero las ciudades no se quedan atrás. Dese una vuelta a colonias populares de San Luis, en 2018, ahora que inicien las campañas y descubrirá que la gente va a los mítines, no a escuchar los discursos y la oferta política de los candidatos, sino a ver que les regalan: una cubeta, una playera. Y si nos les dan nada regresan a su casa enojados y prometen no votar jamás por ese personaje. ¿Qué harían los candidatos si esta masa poblacional que vive en la pobreza no existiera? Tendrían que practicar una política de nivel, política a la que no están acostumbrados, ni preparados. Los candidatos a diputaciones locales llegan a las colonias marginadas a prometer que van a pavimentar calles, a colocar electricidad, porque la ciudadanía desconoce que esa no es su función. A los diputados se les elige para elaborar leyes, no para hacer obra pública, pero una vez más se aprovechan de la ignorancia ciudadana. Lea los mensajes de campaña de nuestros políticos. Prometen cosas inalcanzables. Paz, prosperidad, seguridad. ¿Pero qué significan estos conceptos? Cada quien los interpreta desde su necesidad. Visto desde esta óptica parece creíble que los gobiernos no quieran que desaparezca la pobreza, porque no podrían sobrevivir sin ella. Disfrutan de canonjías, gracias a la pobreza e ignorancia de miles. Los gobiernos defienden los programas sociales, porque la ley los contempla, porque el dinero está considerado en el presupuesto, pero ya es momento de cambiarnos el chip. Lo que se necesitan son empleos, no apoyos sociales, como esta semana dijo en San Luis el empresario Carlos Slim. Si realmente queremos un avance democrático en el país es momento de que exijamos un combate real a la pobreza, pero desde la competitividad y la generación de empleos, no desde el asistencialismo social. Pero también es momento de apostar por la educación. Que los más pobres no vendan su voto a cambio de una torta, porque en lugar de ayudarse se están condenando a seguir en la miseria.