Vínculo copiado
90 años dan para mucho, bueno y malo, personajes que pasarán a la historia, políticas épicas y un misticismo propio de décadas dónde la “única” opción electoral vivía de un dedazo, una buena relación o simplemente una secuencia de poder.
23:51 domingo 3 marzo, 2019
ColaboradoresHappy Birthday! Estas son las mañanitas en un 4 de Marzo dónde el PRI cumple 90 años, un partido que seguramente vive añoranzas ante una historia que exige renovación ante los últimos escalabros presidenciales. 90 años dan para mucho, bueno y malo, personajes que pasarán a la historia, políticas épicas y un misticismo propio de décadas dónde la “única” opción electoral vivía de un dedazo, una buena relación o simplemente una secuencia de poder. La elección presidencial en el 2018 resultó la peor votación histórica para el partido, un triste 16% pone fin a una política que exige cambios, el desacuerdo social y la poca empatía son uno de los grandes retos a salvar por parte de sus dirigentes. El PRI ha sobrevivido a la época de transformación democrática por la vía de las urnas y ha sido capaz de adaptarse a una competencia política abierta, es entendible como hoy debe presentar nuevas opciones que enganchen a un joven electorado que no vivió el pasado obscuro de personajes infames, una masa social que no encuentra motivación para concondar en el clima político nacional. El PRI podría ser ejemplo de adaptación para muchos partidos, la crisis del 95 o el electorado del 99 son muestra de la posibilidad de su resurrección política en la República, su estructura corporativa podría generar un debate interesante, un sistema que exige la adaptación al medio y la congruencia con las nuevas demandas. El PRIAN, como muchos lo denominaron en la última contienda, ha resultado una mezcla incoherente en los ideales políticos, las alianzas partidistas no fueron solución ante una sociedad que ha radicalizado sus predilecciones, un envejecimiento político que no enganchó a nuevos electores y que encuentra grandes retos ante la descomunal ventaja perdida. Las “viejas” generaciones han sufrido las caídas más duras en la economía nacional, han vivido las consecuencias de una deuda externa desorbitante, fuga de capitales, hiperinflación y devaluaciones. Los jóvenes no cuentan con un pasado tan complejo, aquellas caídas son mucho más dolosas que la caída de pastel protagonizada por un Peña del que hoy pareciera padre de todos los males… Tampoco para tanto, si de algunos, pero no todos. En estos 90 años, el PRI ha visto el cambio agrícola hacia la industrialización, nació previo a la Gran Depresión y vivió crisis, privatización, corrupción y catástrofe… Este obscuro pasado tuvo esperanza en un Colosio que representó la visión para cambiar el país; aquel fatídico 23 de marzo de 1994 moriría una gran parte del partido, se amputarían muchas ilusiones cuajando la decepción humana ante un PRI que sabría ganar elecciones sin confianza y rectitud. Llegaría Salinas, un genio económico para la nación, de gran cabeza y peor bolsillo, Zedillo y, tras dos castigos electorales, el mediático Peña Nieto ataviado de pasado y con una etiqueta imposible de quitar. El PRI requiere cambios, requiere juventud y compromiso, la necesidad de adapatarse forzará otro cambio. No hay mal que dure 90 años, no menos… 100! Frase con la que concluyo para saber que dentro del partido habrá gente valiosa que lo ponga a flote, que pueda fundamentar su crítica y revalorice un partido tocado, no hundido. La pluralidad política es una máxima demócrata, contar con oposición de calidad exige esta renovación, por el bien de México… Javier Rueda
www.javierrueda.mx @ruedac