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Principales Plumas Nacionales
06:21 lunes 16 diciembre, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / T-MEC: “Me acabo de enterar”
Algunos comentarios con relación a la polémica surgida sobre lo acordado en el capítulo laboral del T-MEC. Con respecto al mecanismo de “Respuesta Rápida para Instalaciones Específicas”, contrario a lo que señala el “negociador”, el texto permite expresamente (párrafo 3 del Artículo 31-A.4) a Estados Unidos suspender la determinación final del pago de aranceles si considera que ha habido una denegación de derecho laborales. Esto es, si Estados Unidos considera que una empresa maquiladora no respetó la legislación mexicana en el ejercicio de algún derecho sindical puede, de manera inmediata y unilateral, suspender la determinación final de aranceles adeudados en tanto no se resuelva el asunto. Preocupa que el texto solamente parece aplicar al caso de Estados Unidos toda vez que el sistema aduanero mexicano no contempla un mecanismo similar. Asimismo, de manera natural esto tendrá un efecto comercial restrictivo, ya que la empresa involucrada tendrá reservas para seguir exportando a Estados Unidos. Por último, en el contexto de este mecanismo, si las partes no se ponen de acuerdo sobre si hay presunta violación o la forma de atenderla, se permitirá que se forme un panel de tres expertos laborales que tendrán la facultad de verificar, in situ, la observancia de la ley laboral. Llama la atención también el extenso monitoreo que habrá por parte de Estados Unidos de estas disposiciones. La ley de implementación presentada recientemente contempla una serie de instrumentos e instancias que verificarán puntualmente la implementación de la reforma laboral mexicana, dicha verificación empieza por cerciorarse que México destine los fondos adecuados para la reforma laboral; tres instancias conformadas por distintos órganos del gobierno de Estados Unidos; una hotline para denunciar violaciones laborales y termina con la designación de cinco agregados de tiempo completo desplegados en la embajada y consulados de Estados Unidos en México. No es claro si las facultades de dichos agregados se encuadran en el texto del párrafo 1 del Artículo 31-A.4 y su nota al pie, que dispone que Estados Unidos establecerá un procedimiento para invocar el mecanismo de respuesta rápida señalado anteriormente. El “negociador” lo niega, pero es difícil confirmar cuando no existen testimonios de la negociación escritos o de otros funcionarios mexicanos que puedan corroborar esta versión. Nunca antes se había establecido, en el contexto del derecho internacional, un sistema de vigilancia tan intrusivo y estricto de la observancia de la legislación laboral de otro país. El T-MEC se convirtió, de facto, en un acuerdo laboral. El elemento comercial únicamente será relevante para inducir cumplimiento de normas laborales o imponer sanciones comerciales por incumplimiento de las mismas. Conforme al T-MEC será más fácil sancionar a una empresa por impedir formar un sindicato que a una parte por amenazar con aumentar aranceles en caso de permitir el paso de inmigrantes centroamericanos o adoptar restricciones por supuestos motivos de seguridad nacional. Se acabaron, entre otras cosas, los sindicatos charros, la violencia laboral y el trabajo infantil en el comercio con nuestros socios de América del Norte. Habría que preguntarse cómo el gobierno de México vigilará el cumplimiento de Estados Unidos de su legislación laboral, especialmente aquella que afecta a nuestros compatriotas que viven en ese país. A estas alturas lo único que puede esperarse es que el “negociador” (junto con el Senado que “analizó” y lo aprobó en menos de 24 horas) no “se acaben de enterar” del alcance y las consecuencias de lo que negociaron y aprobaron. Profesor Titular. Facultad de Derecho. UNAM. Exjuez del Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio. Presidente de la Comisión de Comercio y Políticas de Inversión de la International Chamber of Commerce (ICC México). OPINIÓN / El subsecretario chamaqueado y el presidente confiado
El 10 de diciembre pasado en Palacio Nacional, en medio de la euforia que ese día lo embargaba, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo, ante los visitantes de Washington y Canadá y frente a todos los que atestiguaban la firma del “addendum” del T-MEC, que era tanta su confianza en su negociador único, el subsecretario Jesús Seade, que él no tuvo que leer ni revisar documentos de lo negociado en ese tratado. “Le tenemos toda la confianza a Jesús, que casi no teníamos que revisar nada, leer documentos, por la confianza que le tenemos. Sabemos que él nos representa con mucho decoro”, sostuvo muy seguro el mandatario mexicano. Y al parecer el presidente no fue el único que no revisó ni leyó los acuerdos negociados en Washington por Jesús Seade. El mismo canciller, Marcelo Ebrard, que ese día, declaró llenó de orgullo ante su jefe: “misión cumplida” o el resto del gabinete económico que celebraba a tambor batiente sin conocer los detalles de lo que el país había aceptado por conducto de Seade en materia de imposición e intervención de Estados Unidos en materia laboral o comercial, todos festejaron, aplaudieron y después brindaron en una comida privada con el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, y con el yerno de Trump, Jared Kushner, sin conocer las “letras chiquitas” que incluso obligaron al Senado a aprobar por unanimidad sin explicar los alcances que tendrían las enmiendas redactadas en la capital estadunidense. El propio Seade se dijo, primero “sorprendido” y después entró en pánico, luego de enterarse de que la redacción de lo que él aceptó y cedió ante el colmilludo Lighthizer apareció en los textos finales del “addendum” de manera muy diferente a lo que él medio explicó ese día en Palacio Nacional y después en su apurada comparecencia ante el Senado, donde el 11 de diciembre les repitió a los preocupados senadores de oposición lo mismo que un día antes le había jurado a todos los mexicanos: “No hay ningún riesgo en lo que firmamos… no hay píldoras amargas”. Pero el fin de semana cuando se confirmó que en Washington tenían ya listo el nombramiento no sólo de uno, sino de 4 “agregados laborales” para mandar a su embajada en México para que supervisen la aplicación de la reforma laboral (algo así como “sherifs laborales”), el chamaqueado Seade voló de emergencia a la capital estadunidense para reclamarle a Robert Lighthizer que le haya visto la cara con la redacción final de ese y otros acuerdos que nuestro negociador, y al parecer todo el gobierno mexicano, no supo cómo quedaron finalmente en los documentos finales. Y es que la legislación que implementa el USMCA (T-MEC para nosotros), elaborada por Lighthizer y que él mismo envió a la Cámara de Representantes, contempla el nombramiento de esos 4 nombramientos de “agregados laborales” para operar en México. Paradójicamente, el representante comercial de EU al que ahora culpa Seade y va a reclamarle, es el mismo Robert al que el presidente López Obrador llenó de elogios en Palacio al mencionarlo como “un profesional en la negociación de este tipo de tratados” y dijo que era tan serio y tan bueno que “hasta los demócratas le tienen respeto”. Claro que también Lighthizer se había encargado de endulzarle el oído al presidente mexicano aquella mañana del 10 de diciembre: “Me siento honrado de estar con esta figura histórica y también el presidente de Estados Unidos. El que usted haya logrado eso es histórico, es el mejor acuerdo comercial de la historia”, le dijo el viejo lobo de mar de Washington a López Obrador. Al final, el enojo y los apuros que pasa ahora el gobierno de México, al percatarse de lo que aceptaron y del chamaqueo de que el país fue objeto en Washington, tiene que ver con la decisión de haber mandado a un solo negociador, plenipotenciario y que negoció todo solo y sin consultar los cambios al T-MEC. La soberbia perdió a Jesús Seade, que embarcó al presidente, al gabinete económico y de paso al Senado mexicano que aprobó al vapor y sin leer siquiera las enmiendas con todo y las “letras chiquitas” en las que la administración Trump se aprovechó para verle la cara al negociador mexicano y de paso a todo el país. Con cuánta razón y conocimiento Donald Trump tuiteó aquel martes: “El gran proyecto de ley comercial del USMCA de Estados Unidos se ve bien. Será el mejor y el más importante acuerdo comercial nunca hecho por Estados Unidos”. El presidente estadounidense sabía bien lo que contenía ese acuerdo, sobre todo en los últimos cambios que Lighthizer le sacó a México a través de Seade. Seguro Trump también confiaba mucho en su negociador pero al parecer él si leyó y revisó “los documentos” o al menos a él no lo engañaron diciéndole “misión cumplida”, que “no vendrían inspectores ni agregados laborales sino panelistas” y que tampoco había “riesgos ni píldoras venenosas”. NOTAS INDISCRETAS Mucho más tendrá que revisarse del proyecto de ley que el gobierno de Trump mandó al Congreso de su país para saber en qué otras cosas se “chamaquearon” al negociador mexicano, porque si él mismo se dijo sorprendido de que cosas que él nunca aceptó, como los “cuatro agregados laborales” en la Embajada estadounidense en México están incluidas en la iniciativa de ley que ratificarán, seguramente hasta finales de enero de 2020 la Cámara de Representantes y el Senado estadounidenses, ¿cuántas cosas más habrá de las que ni Seade, ni Ebrard ni por supuesto el presidente supieron? Por lo pronto, en una rápida revisión a la versión final del USMCA que redactó y mandó Robert Lighthizer al Congreso con el número H.R. 5430, que consta de 239 páginas, nos llamó la atención que en la sección 3, llamada “DEFINITIONS” y que es como el Glosario de los términos empleados en la iniciativa, se lee en el apartado 4. INTERNATIONAL TRADE COMISSION, y luego se explica (traducido) que “la Comisión Internacional de Comercio” significa la “Comisión Internacional de Comercio de los Estados Unidos”, es decir que el árbitro internacional en las disputas o denuncias por malas prácticas comerciales que surjan en el T-MEC será una comisión del gobierno estadounidense y no un órgano internacional como la OMC? De ser así sería un escándalo lo que México y su negociador aceptaron… Los dados mandan Escalera doble. La semana promete.
Frentes Políticos
1. Pretextos les sobran. No hay gobierno, ni viejo ni transformador, que pare la voracidad de los maestros. Han hecho de la toma de casetas de cobro una cátedra ante la complacencia de las autoridades. Normalistas de Tiripetío, Michoacán, tomaron la de Zinapécuaro, en la autopista Maravatío-Zapotlanejo, y piden 100 pesos a los automovilistas para dejarlos pasar. El Centro de la SCT del estado informó que la plaza de cobro fue tomada por la fuerza por un grupo de 50 personas, quienes dicen, además, ser integrantes del Movimiento Nacional por la Liberación de Presos y Perseguidos Políticos. Piden a los conductores no darles el dinero. Ajá. Como si fuera tan fácil negarse y exponerse a su ira. ¿Por qué no mejor Javier Jiménez Espriú, titular de la SCT, le pone un alto al despojo?
2. Empatía intocable. No hay Presidente de la República que conozca tan a profundidad el territorio nacional y esto es el capital político que sigue a Andrés Manuel López Obrador. De visita en Veracruz, acompañado del gobernador, Cuitláhuac García, fue arropado por la comunidad. Ante ellos les confirmó su lucha contra la corrupción y la construcción de carreteras; les informó que el avión presidencial está por venderse, les recordó que no existe ya el Estado Mayor Presidencial y, acaso más importante, enfatizó que no se reelegirá. La reconstrucción de la carretera que va de Minatitlán a Hidalgotitlán, en el extremo sureste del estado, dejó satisfechos a los pobladores. “Estaremos con usted siempre, Presidente”, dijo Cuitláhuac García, a quien ayer le salpicó algo de la popularidad presidencial.
3. Alerta roja. Finalmente, Ricardo Ruiz Suárez renunció a la coordinación de la bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México. Mediante una carta, el pasado 22 de noviembre lo hizo, pero su bancada no se la aceptó y le pidieron quedarse para sacar la agenda y, una vez concretada, se iba. Esta última semana de sesiones se aprobó la Ley de Planeación de Desarrollo, la Ley de la Fiscalía, se nombró como fiscal general de justicia de la CDMX a Ernestina Godoy y se aprobó el Paquete Económico 2020. Pero sus razones son lo interesante. “Ahora presenté mi renuncia ante el pleno con carácter de irrevocable, el grupo queda en absoluta libertad”, dijo. Denunció que hay un manejo clientelar de las áreas administrativas del Congreso y los conflictos al interior de la bancada se han agudizado. Mucho ojo.
4. Alto al abuso. La violencia de género, en los últimos meses, se ha salido de control. Y esto ha obligado a legislar escenarios jamás imaginados. El Congreso de la CDMX aprobó la Ley del Banco de ADN, donde se concentrará la información genética de los procesados o sentenciados, así como de funcionarios de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y de procuración de justicia, y se usará para identificar a los autores de delitos de homicidio, privación de la libertad personal con fines sexuales, incesto, secuestro, violación y feminicidio. Se guardarán los rastros biológicos recabados. Jorge Gaviño, diputado local del PRD, consideró que las muestras de ADN “son un método infalible de la identificación de las personas”. Para acabar con esta tendencia todo es válido.
5. Análisis negativo. En Morena se vive una crisis y una parte del actual Comité Ejecutivo Nacional se agarra como “garrapata” a la dirigencia, señalaron dos fundadores del partido que llevó al poder al hoy Presidente. El escritor Pedro Miguel aseguró que en Morena hay una crisis “muy honda”, que se generó a raíz de que una parte de la actual dirigencia se quiere quedar más tiempo. “La crisis de Morena, para mí sí es más honda, estaba pensando en un posible verbo y se me ocurrió agarrapatamiento de garrapata, de agarrarse como garrapatas a los cargos de este pedazo de CEN que se quiere quedar ahí a fuerza, pegado como Kola Loka”, afirmó. Héctor Díaz-Polanco coincidió, pues asegura que Yeidckol Polevnsky se aferra a la dirección. Un diseñador de imagen urgente para los morenos.