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06:22 lunes 6 abril, 2020
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / Trabajadores: entre la amenaza de la salud y la falta de alimento
Muchos economistas, políticos y miembros de la élite subvaloran la importancia de los trabajadores, especialmente en las empresas que se dedican a la logística, manufactura y transporte. Se menciona que la automatización y las nuevas revoluciones industriales disminuirán los costos de capital humano. Es cierto que la robotización masiva va a suceder en algún momento relativamente cercano, pero ahora mismo con la pandemia del COVID-19 el mundo depende de estos trabajadores, los cuales han sido menospreciados y catalogados como obreros de baja especialidad o de cuello azul (como les llaman los estadounidenses). Desde los servicios públicos de limpieza o mantenimiento, hasta quienes se encargan de mantener activas las industrias que producen bienes básicos, estos trabajadores están cumpliendo con su obligación por necesidad y amenaza de un futuro incierto, pero a muchos de ellos se les está presionando hasta el límite con recortes salariales, falta de medidas de higiene básicas, descansos no pagados, despidos y recontrataciones ilegales, entre otras. El problema con esta situación es que se asume que los trabajadores son fácilmente remplazables y el sector productivo continua, se vuelve más eficiente (mientras menos mano de obra exista y se mantenga el mismo nivel de producción, entonces habrá mayor nivel de ganancia). Pero, precisamente por esta lógica es que se están dando las condiciones para la formación de una crisis económica en la que la demanda se está contrayendo, provocando insuficiencia en la capacidad de gasto para reactivar el ciclo productivo, lo que va a limitar la posibilidad del sector laboral para contratar personal aún cuando la pandemia del COVID-19 haya terminado. Ya el 26 de marzo de este año la mayoría de los economistas estadounidenses de renombre denunciaban con alarma el incremento de 1,500% en la tasa de desempleo de su país en tan solo una semana (por lo que se pasó de 282 mil a 3 millones de desempleados), algo de lo que ni siquiera se tiene registro, ya que en la historia no había sucedido algo similar, por lo que los efectos son todavía desconocidos. Ahora bien, para comprender la dimensión real de la crisis económica a la que todos nos vamos a enfrentar en poco tiempo, también se suma la amenaza de cuarentena total que se cierne principalmente sobre los trabajadores informales, los cuales de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a nivel mundial son más del 60% de la Población Económicamente Activa (PEA). Y es que, como se sabe, los trabajadores informales no cuentan con seguridad social, prestaciones, pensiones y otros derechos básicos (aunque pareciera que dichas cuestiones tienen cada vez menos importancia por los recortes y debacles que amenazan los derechos de los trabajadores, así como por las bajas remuneraciones). Por lo que ante un panorama tan incierto este amplio sector va a tener que elegir entre el riesgo de enfermarse y contagiar a su familia o pasar hambre y, aún así tener altas probabilidades de contraer el padecimiento. Por lo mencionado anteriormente es fundamental que los gobiernos comiencen a tomar conciencia de que no solamente se trata de incentivar la actividad económica mediante estímulos fiscales y monetarios, sino que esta es una buena oportunidad para establecer nuevos mecanismos de trabajo en el que los actores informales sean miembros activos que ayuden a colectivizar fondos de emergencia y subsidios para estas situaciones. Además de sentar bases para fortalecer la cohesión social, reconocer la aportación de estos y mejorar la capacidad productiva de los Estados. Profesora Investigadora del Departamento de Producción Económica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco y presidenta de la Sociedad Mesoamericana y del Caribe de Economía Ecológica. Correo: [email protected]
Frentes Políticos 1. Plan de sobrevivencia. El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que “estamos haciendo hasta lo imposible para mantener el compromiso de no aumentar la deuda pública”. En su informe al pueblo de México, explicó que, aun con la depreciación del peso, estimada en más de 23% de lo que va del gobierno por la crisis sanitaria y los efectos en la economía mundial, se hará “lo imposible” para no incrementar la deuda. Y contestando a sus más acérrimos críticos, quienes sugieren que el gobierno tome deuda o deje atrás los proyectos insignia, dijo que, en cambio, siguen en marcha la construcción del aeropuerto de Santa Lucia, Felipe Ángeles, la rehabilitación de las seis refinerías y la construcción de la de Dos Bocas. Ningún virus podrá con los proyectos de un México mejor. Todos estamos metidos en este barco: quédate en casa y triunfaremos. 2. Delincuencia en las calles. Ignorando las medidas de seguridad que han impuesto los gobiernos estatales por la emergencia sanitaria, de acuerdo con datos del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California, la entidad ha registrado 238 homicidios tan sólo en marzo, de los cuales en Tijuana ocurrieron 162. El promedio de homicidios en Tijuana es de cinco por día, situación que fue calificada como preocupante por el presidente del organismo, Juan Manuel Hernández Niebla. Pidió que las autoridades locales pongan especial atención en este periodo de la contingencia, porque la situación puede agravarse. Jaime Bonilla, el gobernador, está obligado a reducir estos números o va directo a la lista de mandatarios incapaces. 3. Compromiso de arriba hacia abajo. Andrés Manuel López Obrador insistió en la austeridad republicana. Por un lado, garantizó que continuará el programa de estímulos fiscales y bajos precios de gasolina y otros energéticos en la zona fronteriza del norte del país. No aumentarán los impuestos ni se crearán nuevos. Se cumplirá cabalmente el compromiso de devolver el IVA con prontitud a los contribuyentes, “como me lo han solicitado los representantes del sector empresarial”, dijo. Además, para hacer frente a los efectos del COVID-19, anunció que, así como se barren las escaleras, de arriba para abajo, se reducirán los sueldos de los altos funcionarios públicos, además de que se eliminarán los aguinaldos en esos niveles, a fin de que el gobierno tenga más recursos. Justicia pura. 4. El gandalla. Mientras Omar Fayad, el gobernador de Hidalgo, montó un hospital inflable, aun cuando en su entidad no se contaba con ningún caso de coronavirus, poniendo el ejemplo de prevención más loable, en Morelos sucedió lo contrario. ¿Puede usted imaginar falacia como la que se le ocurrió a Cuauhtémoc Blanco, el mandatario morelense? Qué pena de sujeto. El hospital móvil instalado en el estadio Centenario de Cuernavaca, que aparece en un spot, habría sido parte de un “simulacro” y sólo se utilizará si se requiere, informó la Secretaría de Salud estatal. El nosocomio sólo sirvió para promover la imagen del exfutbolista. Usó el camino más corto para decepcionar con su calidad moral como gobernante. Y le funcionó: engañar a la gente nunca fue un acto tan miserable como ahora. ¿Todas sus acciones ante la pandemia son fake o sólo ésta, don Cuau? 5. Cuellos percudidos. Luis Alberto Núñez Santander, exfuncionario de Pemex, fue vinculado a proceso, con prisión preventiva justificada, por la compra irregular de 700 pipas en 2013 que, hasta la fecha, no han sido entregadas. La Fiscalía General de la República informó que el juez fijó, además, dos meses para la investigación complementaria. De acuerdo con las imputaciones, Núñez Santander participó en la compra de 700 carros tanque para Pemex, a través de una invitación a tres empresas. Entre otras irregularidades, se detectó que el exfuncionario solicitó un anticipo de 30% del monto de la operación, aproximadamente 27 millones de dólares. Lo grave es que no es el único. El resto estará temblando, pronto caerán en manos de la ley. Tanta corrupción es la que mantiene enfermo al país.