El viernes pasado se celebró el Día de la Libertad de Expresión en México. Lamentablemente, no tenemos mucho que celebrar; nuestro país por tercer año, ha sido señalado como el país más peligroso de la región para ejercer el Periodismo, y mientras en otros países disminuyen los ataques a la Libertad de Expresión, aquí se mantienen en incremento.  Es momento de ocuparnos por establecer condiciones adecuadas, y un marco legal equitativo para nuestro ejercicio profesional. Periodistas y comunicadores tenemos el compromiso de seguir preparándonos para responder a la confianza que nos da la sociedad, para informarle con veracidad, prontitud, y ética, sobre el acontecer nacional e internacional. Entendemos que la libertad de expresión es el derecho fundamental que tienen las personas a decir, manifestar, y difundir, de manera libre lo que piensan, sin por ello ser hostigadas; se trata de una libertad civil y política, relativa al ámbito de la vida pública y social que caracteriza a los sistemas democráticos, y que resulta imprescindible. En todo sistema democrático, la libertad de expresión es clave, ya que propicia el debate, la discusión, y el intercambio de ideas entre actores políticos y demás integrantes de la sociedad, respecto a diversos tópicos de interés público. Entendemos que la libertad de prensa es característica de sociedades con plena libertad de expresión. Tenemos claro que es derecho de los medios de comunicación tradicionales, como digitales: investigar, informar, así como difundir información, sin ningún tipo de censura u hostigamiento. Por ello, este año debemos de tomar conciencia de nuestro papel, y ocuparnos por lograr nuevas condiciones para ejercer el periodismo en México, involucrándonos con las autoridades de los tres niveles de gobierno, para dar seguimiento a todos los ataques y amenazas contra la Libertad de Expresión, y demandando acciones de prevención y protección en favor de los periodistas en todo el territorio nacional.