Una vez al año, Sao Paulo brilla en la escena mundial gracias a la afluencia de turistas de toda Sudamérica para ver la única carrera de Fórmula 1 de la región. Ese hito para la metrópoli donde nació el legendario piloto Ayrton Senna corre ahora el riesgo de pasar a la soleada rival Río de Janeiro. El GP de Brasil 2019 será el último antes de que la empresa dueña de la F1, Liberty Media, decida si la carrera se queda en el circuito de Interlagos o si se traslada a Río. Las negociaciones están oficialmente abiertas hasta mayo.

Sao Paulo presume de clubes y restaurantes deslumbrantes cuyos atrevidos chefs deleitan a los amantes de la gastronomía, y se jacta de tener una tasa de criminalidad relativamente baja. Río no puede jactarse de esos atributos, pero tiene la exuberancia de la samba y el carnaval, además de espectaculares vistas de playas y frondosas montañas. Ahora, para disgusto de Sao Paulo, Río también está presionando por la construcción de una pista de carreras de F1.  

Políticos y ejecutivos de carreras en ambos extremos de la Vía Dutra, que conecta las ciudades más importantes de Brasil, han intercambiado acusaciones en los últimos meses después de una inesperada candidatura de Río por parte de un grupo poco conocido, apoyado por el presidente Jair Bolsonaro. Tanto Río como Sao Paulo esperan conseguir contratos hasta 2030. La compañía Rio Motorpark dice que pagará hasta 170 millones de dólares para construir una pista en la empobrecida región de Deodoro, en la ciudad costera. No proporcionó detalles sobre el financiamiento ni las licencias ambientales que necesita para construir en un área que tiene 200,000 árboles. Aun así, MotoGP tiene programada una carrera allí en 2022, en la que el director general de la compañía, Jr. Pereira espera que atraiga a la F1.

No es tan complejo como parece”, dijo Pereira. “No lo haremos todo en sólo un año y medio. Construiremos la pista y sus estructuras. Luego pasamos a la siguiente fase”.

La agencia de turismo de Sao Paulo dice que el GP de F1 generó ingresos de 80 millones de dólares el año pasado, casi un 20% más que la temporada anterior. Los postores de Río dicen que podrían duplicar esa cifra con un plan que incluye alrededor de 130,000 espectadores a la vez. Interlagos puede recibir a sólo 60,000 aficionados al día. El Río Motorpark dijo que no recurrirá a fondos públicos para la construcción en las tierras de Deodoro, cedidas por las fuerzas armadas de Brasil. Pereira confirmó que la compañía recibirá el 41.9% de la parcela para otro proyecto urbanístico si se completa la construcción de la pista.

El gobernador de Sao Paulo, João Doria, señaló: “No quiero ser grosero, pero recomiendo: visiten Deodoro. Vuelen ahí. No se puede llegar. No hay rutas, sólo a caballo”. El vicegobernador de Río, Cláudio Castro, le respondió. “Doria no viene a menudo a Río. Parece que nunca ha usado nuestra carretera Transolímpica (construida para los Olímpicos de 2016). Que se informe, que vea más allá de Sao Paulo”.

Hay un factor que debe determinar el futuro de la F1 en Brasil: un impuesto. Sólo Brasil y Mónaco no desembolsan a Liberty Media entre 20 y 70 millones de dólares por temporada. Se dice que el nuevo director ejecutivo de la F1, Chase Carey, quiere cambiar eso.

--

Excelsior