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El movimiento #MeTwo (Yo doble) busca frenar la discriminación contra migrantes en Alemania, un país que estigmatizado por el racismo
09:20 domingo 26 agosto, 2018
MundoDesde hace meses existe un hashtag en la red social Twitter que se ha usado para denunciar el abuso a las mujeres, #MeToo, "yo también". Pero el abuso y la discriminación no tienen fronteras y en Alemania fue creado otro para denunciar los casos de personas que se sienten discriminadas racialmente, #MeTwo, "yo doble". Se trata de una campaña iniciada por el ex seleccionado nacional de Alemania, Mesut Özil, quien después del Mundial de Rusia 2018 acusó de racismo a la sociedad alemana y en particular a la federación alemana de futbol. "Cuando ganamos, soy alemán; cuando perdemos, soy un inmigrante", había dicho el alemán de raíces turcas en su carta de renuncia a la selección alemana donde explicó sentirse un chivo expiatorio por el fracaso de la participación del equipo en el Mundial de Rusia. Por ello, el periodista turco-alemán Ali Can inició la nueva campaña con el hashtag #MeTwo, un proyecto apoyado por políticos alemanes como el ministro de Exteriores Heiko Maas, además de escritores y periodistas. El gestor cultural mexicano Diego Serratos, de 33 años, tuvo una de sus peores experiencias en Berlín. Trabajaba en un restaurante exclusivo a donde iba la "crema y nata" de la ciudad. Había alta cocina, 80 tipos de vino de todo el mundo, una cerveza especial de la Selva Negra, y ningún refresco. "Al principio me tocó una mesa de unas 6 personas, y entre ellas un señor que, tras darse cuenta de mi inexperiencia al decirle que me esperara un segundo para preguntar por una recomendación para su mesa, se volteó de muy mal modo y le dijo a sus acompañantes '¿qué esperan que traiga?, si con trabajos habla alemán, menos va a saber de comida'. Nunca voy a olvidar ese momento", dice Serratos. El debate del racismo actual en Alemania se centra en ver si es algo nuevo y de qué factores depende. "En muchos casos, desafortunadamente, tiene que ver con la forma en cómo uno se dirige al otro. Aunque es cierto que también en la sociedad (alemana) existen tradiciones racistas y estereotipos que surgieron durante la época del colonialismo y que fueron cimentadas durante el nacionalsocialismo", explica a REFORMA Elke Gryglewski, historiadora y experta en memoria en sociedades multiculturales. También dice que la política y la sociedad fallan porque no saben cómo dirigirse a personas de otras culturas. "Todo el tiempo se habla de que los inmigrantes tienen que integrarse, que tienen que cumplir con esto y con lo otro. Pero ese discurso implica que todos los alemanes ya hicieron su tarea, aunque no es así", agrega Gryglewski. Hay otro tipo de racismo que han experimentado algunos mexicanos en Alemania y que tiene que ver con resaltar las cualidades de uno. "No he vivido ninguna agresión abiertamente, pero sí una exotización por mi apariencia: ser morena, latina y mujer. Entre los estudios feministas se usa mucho el término racialización, una discriminación en términos de reconocimiento cuando a alguien se le reduce a una característica como la raza o etnia", señala Ana Miranda Mora, una doctoranda en Filosofía en la Universidad de Humboldt. Los mexicanos y muchos inmigrantes ven en Alemania un país de difícil integración y de racismo, sobre todo por el arquetipo nazista, pero todos los entrevistados en cuestión dijeron que el mayor racismo y clasismo lo sintieron en México o de parte de mexicanos. "En 15 años en Alemania, 15 veces o más por parte de mexicanos", dice Diego Serratos. Hablar el idioma para incorporarse en la sociedad alemana es un tema recurrente entre los inmigrantes mexicanos y fue algo que también dejó marcada a una profesora de español que lleva 6 años viviendo en Alemania y quien prefirió no leer su nombre en este texto. "Un día acompañé a una refugiada a ver un departamento. Veníamos en el tranvía hablando en español. Un tipo nos llamó "asilantes" (despectivo de solicitantes de asilo) y dijo que si no hablábamos alemán, que qué hacíamos ahí", comenta la profesora. "El hombre nos insultó cada vez más agresivamente hasta que nos mostró que traía la cabeza calva, símbolo de los neonazis, y me dio muchísimo miedo. Nadie hizo o dijo nada. Yo denuncié la situación pero hasta la fecha no me han dicho nada", agrega. -- Reforma