Frente a la negativa de los miembros de morena en el Congreso de la Unión para la integración del presupuesto para 2022, donde el Instituto Nacional de Electores pedía 24 mil millones de pesos y solo le aprobaron 19 mil 736 millones tiene la intención de controlarlo, desaparecerlo como organismo autónomo, de regresar al pasado. Al realizar el recorte presupuestal que se hizo al Instituto Nacional Electoral (INE) para su ejercicio fiscal de 2022 pone al organismo en problemas para cumplir con la revocación de mandato, pedido por el presidente López y que de no realizarlo el INE, sus integrantes irían contra un mandato de la Constitución. Por un lado les quitan dinero y por el otro los arrinconan, lo ahogan. Quitarle 5 mil millones de pesos al INE, obligado a realizar una elección nacional, porque eso es la pretendida revocación de mandato, y advertirles a sus miembros que con todo y esto deberán sacarla adelante en términos de ley, es la apuesta de López Obrador contra la institución. Solamente hay una salida que le queda a los integrantes del INE, ir a la Suprema Corte y que esta diga a los legisladores que reformulen el presupuesto a fin de que ese instituto tenga recursos para la revocación, lo cual ayudaría a terminar con el discurso presidencial de ir contra la autonomía de los organismos y al mismo tiempo reivindicaría la división de poderes. Pero eso no pretende López Obrador, él y sus seguidores quieren el regreso al pasado, cuando todo venía directo de gobernación. El padrón lo manejaba a sus anchas el Registro Federal de Electores y hacía con éste lo que desde Bucareli le ordenaban. Las casillas se instalaban donde más convenía al PRI, en ocasiones solo había que pasarlas de una acera a otra y así cambiar los números de votantes y que el tricolor obtuviera mayoría en las urnas. El monopolio, el total control, el recuento de votos, las cifras eran las que decidía el gobierno en turno, que siempre favorecían al candidato oficial del “partidazo”. Antes PRI hoy Morena. Ellos pretenden que se vuelva a los tiempos en que no existía un documento oficial para votar con fotografía; los integrantes del Consejo General eran propuestos por la Presidencia de la República y los datos de los electores eran resguardados por la Secretaría de Gobernación, entre otros aspectos.   En 1990, después de las elecciones de 1988 y por un acuerdo político, el Congreso reformó la ley y mandató la creación del Instituto Federal Electoral. Pero fue hasta 1996 cuando el Congreso reforzó la autonomía e independencia del IFE (hoy INE), al desligar por completo al Poder Ejecutivo de su integración y reservar el voto para los consejeros ciudadanos. Esto es lo que quiere revertir Andrés Manuel, por eso quiere ahogar al INE.