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En un documento que sería el equivalente de la estrategia de seguridad nacional y relaciones internacionales de China respecto a Latinoamérica
00:10 sábado 20 diciembre, 2025
Colaboradores
Para la República Popular China, América Latina y el Caribe (ALC) es un componente esencial del sur global, una fuerza clave para la multipolaridad y la “globalización inclusiva”, y un socio natural para el ascenso de China y su “modernización”.
En un documento que sería el equivalente de la estrategia de seguridad nacional y relaciones internacionales de China respecto a Latinoamérica, considera las relaciones entre ambas partes como "un ejemplo de cooperación Sur-Sur, arraigadas en el antihegemonismo, la igualdad soberana y la no injerencia, y explícitamente enmarcadas como una región sin apuntar ni subordinarse a terceros".
China propone fortalecer la "cooperación colectiva con la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe)" a través del Foro China-CELAC, que incluye reuniones ministeriales, diálogos entre ministros de Relaciones Exteriores, reuniones de coordinadores, una secretaría virtual y diversos subforos, con miras a celebrar eventualmente cumbres de líderes "cuando las condiciones sean propicias".
Asimismo, busca alentar la participación de las organizaciones regionales y se compromete a brindar apoyo específico a los países menos adelantados, sin litoral y pequeños Estados insulares en desarrollo, en particular en el Caribe.
La emisión del documento no es un accidente, pero sí un deliberado intento de contrastar las posiciones chinas con las delineadas en el documento de seguridad nacional y política exterior publicado hace dos semanas por el gobierno del presidente Donald Trump, que estableció un reclamo hegemónico y hasta de control económico y comercial sobre la región.
Es de hecho una competencia por el predominio.
El documento chino destaca también los vínculos comerciales y económicos, y en ese sentido propone un mayor vínculo con América Latina en el marco de su Iniciativa Global para el Desarrollo 2030, con propuestas que van de la negociación de Tratados de Libre Comercio y acuerdos de facilitación y expansión de intercambios intensivos en tecnología y servicios, y el uso de las grandes exposiciones y foros chinos como espacios institucionalizados para el acceso de América Latina y el Caribe al mercado chino.
La mayor colaboración económica se vería reflejada también en lo cultural y lo político, siempre de acuerdo con la formulación de documentos.
El hecho, en todo caso, es que presenta un marco amplio de intercambios, al grado que establece un contraste político importante con el gobierno estadounidense, que por su parte parece determinado a reducir los vínculos chinos con las naciones latinoamericanas.
En qué medida sea posible una colaboración mayor o más equitativa entre la creciente potencialidad industrial china y las comparativamente más débiles naciones latinoamericanas determinará también las posibilidades de equilibrio en los vínculos con Estados Unidos.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE