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Desde 2019 no acudía ningún funcionario del gobierno federal a la FIL de Guadalajara. ¿Quién fue este año y qué pasó?
00:10 jueves 4 diciembre, 2025
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El escritor es uno cuyo reconocimiento resulta no sólo merecido sino relevante al momento histórico. Porque Amin Maalouf representa las culturas árabes –cuya puesta en valor es saludable hoy que su pervivencia parece amenazada en al menos un punto del orbe– pero también algo más importante: un universalismo que postula la coexistencia de los distintos y aún su diálogo. Uno que –diría el propio Maalouf en la reciente inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en que le fuera entregado el Premio FIL– “arroj[a] luz sobre los valores esenciales del ser humano –la dignidad, la libertad, el respeto mutuo, la convivencia armoniosa”: sobre lo que tenemos en común unos y otros, tirios y troyanos, ellos y nosotros, todos. Sobre eso que nos hace, por encima de cualquier otra identidad subsidiaria y parcial, humanos.
En un discurso que abrevara del espíritu de El desajuste del mundo y El naufragio de las civilizaciones para actualizarlo, Maalouf celebró los avances de la ciencia y la técnica –no es lo suyo el pánico moral a lo Harari– pero lamentó la regresión mezquina –término mío pero que resume bien su visión– de las mentalidades, y advirtió sobre el riesgo que entraña. Necesitamos convencernos, exhortó, “de que, a pesar de nuestras diferencias, de nuestras enemistades, de los resentimientos que nos dividen, nuestro destino se ha vuelto común”, antes de lanzar una admonición igual de urgente en Kiev y en Gaza, en México y en Beirut, en Washington y en Guadalajara: “O sobrevivimos juntos, o desaparecemos juntos”.
Media hora antes, José Trinidad Padilla pronunciaba un discurso valeroso y potente sobre el sentido último del libro, la lectura y una feria como la que preside: una discrepancia nacida no de la consigna sino del pensamiento crítico. “Quien piensa, discrepa”, advirtió Trino, antes de enarbolar la Feria –y por extensión los espacios de debate todos– como “una evocación del diálogo, una defensa de la discusión pública”, de advertir –en buena hora– que “la convivencia no florece donde existe uniformidad, sino donde se respeta la diferencia”.
Entre ambos discursos medió el mensaje de Marcelo Ebrard, primer funcionario del gobierno federal en participar de la inauguración de FIL Guadalajara desde 2019. Muy celebrada fue la rama de olivo que supuso la entrega a la Feria de la primera certificación Hecho en México emitida por la Secretaría de Economía. Más importante a mi juicio resulta que un representante del nuevo régimen no sólo considere la FIL como “íntimamente vinculada a una idea esencial que es la libertad, la cultura, el respeto a las ideas, el universalismo”, sino que identifique esos valores como “todo aquello que nos es lo más caro y preciado”.
Con su auricular de traducción simultánea bien colocado, Monsieur Maalouf sonreía.
POR NICOLÁS ALVARADO
COLABORADOR
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