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Adán Augusto, uno de los más golpeados por las filtraciones de Gertz, terminó operando su renuncia forzada
00:10 miércoles 3 diciembre, 2025
Colaboradores
La caída de Alejandro Gertz Manero es una buena noticia. Desde que fue propuesto por López Obrador, a inicios del sexenio pasado, se trataba de una figura impresentable. Su gestión al frente de la Fiscalía, en la que predominaron abusos y escasearon resultados (casos Estafa Maestra, Odebrecht o Ayotzinapa), no hizo sino confirmar aquella impresión. La reforma destinada a transformar la vieja PGR con el fin de convertirla en una fiscalía verdaderamente autónoma y profesional nació, en ese sentido, muerta. El primer fiscal designado bajo ese nuevo esquema no era la persona idónea para implementarlo; era, al contrario, el ideal para darle sepultura.
La llegada de Ernestina Godoy, sin embargo, no es una buena noticia. Su paso por la fiscalía de la CDMX también estuvo atravesado por múltiples escándalos que dañaron su credibilidad, desde el plagio de su tesis de licenciatura (que exhibió Guillermo Sheridan) hasta la fabricación de delitos (caso Alejandra Cuevas), desde la manipulación de datos (“defunciones de intención no determinada”) hasta el espionaje contra opositores políticos (reportado por The New York Times). Muy cercana de la presidenta, su llegada a la Fiscalía representa otro episodio de captura política por parte del Poder Ejecutivo contra una institución que debería ser autónoma.
Gertz no fue un fiscal autónomo, pero tuvo sus márgenes y agenda propia; Godoy, en cambio, será menos fiscal que secretaria de Justicia del gobierno de Sheinbaum. De ahí que varias voces en la conversación pública interpreten el cambio en la Fiscalía como un triunfo de la presidenta. Y sí, hasta cierto punto, lo es. Sucede, no obstante, que la forma en que se llevó a cabo dicho cambio es susceptible de otra lectura, digamos, más compleja.
Sheinbaum forzó la renuncia de un fiscal que le fue funcional para golpear con filtraciones a su principal adversario al interior de la coalición gobernante (Adán Augusto López Hernández), pero que no le sirvió para deshacerse de él. Tanto así que ese mismo adversario fue el que terminó operando, en el Senado, la salida de Gertz. Y Godoy, que sin duda será la próxima fiscal, no puede ser nombrada sin los votos de la bancada que coordina el propio López Hernández.
Tras varias semanas de adversidades, errores y titubeos, la presidenta necesitaba dar un golpe de autoridad. ¿Qué negoció, a cambio, con el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Senadores? ¿Qué implica el argumento de que hacía falta “más coordinación” de la Fiscalía con el gobierno, sobre todo en materia de combate contra el crimen organizado y el huachicol? ¿Es casualidad que justo un par de días después reapareciera en escena el expresidente López Obrador en un video para supuestamente presentar su libro, pero sin desperdiciar la ocasión para recordar los motivos que podrían llevarlo de regreso a la vida pública?
POR CARLOS BRAVO REGIDOR
COLABORADOR
@carlosbravoreg