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Los únicos que se benefician de esta polarización son sus protagonistas, que literalmente cobran por su pobre espectáculo
15:26 miércoles 3 septiembre, 2025
ColaboradoresLa semana pasada escribí, queridos lectores, acerca de la necesidad -la urgencia- de centrar el debate, de alejarnos de los extremos y de la vociferación.
Más me tardé en redactar esas líneas que nuestros amados políticos en recetarnos una dosis de amarga realidad: una trifulca en la que todavía llamamos la tribuna mayor de la nación, la del Senado de la República.
Empujones, jalones, puñetazos en un espectáculo que avergonzaría a cualquier arrabal, pero eso no fue lo peor. Faltaban las voces de destacados opinadores y aplaudiendo al agresor, justificándolo porque el agredido les antipatiza. Y, del otro lado, unos niveles de victimización dignos de Libertad Lamarque, la reina del melodrama mexicano. Pero no debemos minimizar ni la agresión de Alito Moreno y sus compinches ni la manera facciosa (es decir partidista) en que Fernández Noroña se condujo como Presidente de la Mesa Directiva del Senado.
Por si hubiera sido poco el zafarrancho y las reacciones de sus respectivos partidarios, ambos protagonistas continuaron por el sendero de la ignominia: Alito (el agresor) se dijo perseguido y pidió incorporarse al Mecanismo de Protección de Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos, así como lo oye. Fernández Noroña no quiso quedarse atrás y, en una entrevista de radio, dijo que justificar la agresión que sufrió era equivalente a justificar la violación de una mujer. De atar los dos senadores.
Pero en vez de unificar a las voces de condena por la conducta de ambos, lo que vimos fue la continuación del circo: porras, aplausos, y la ignominiosa justificación de la violencia y la cerrazón.
Muy difícil centrar el debate cuando los protagonistas buscan cómo centrar un gancho al hígado o un uppercut.
Aquí es donde nos toca a nosotros, desde nuestras respectivas trincheras, ayudar a restablecer las posibilidades de diálogo respetuoso y productivo. De otra manera seguiremos como espectadores de la lucha libre de nuestra clase política.
Y es que los únicos que se benefician de esta polarización son sus protagonistas, que literalmente cobran por su pobre espectáculo. Porque ni al país ni a usted ni a mí nos sirve el vodevil.
Apuntes al margen:
El día de ayer se instaló la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, y con ella el nuevo y reformado Poder Judicial. Llega marcado por el desaseo de la reforma constitucional y por las irregularidades de una elección muy poco concurrida. Ojalá sus integrantes entiendan que su validación dependerá de sus acciones y sus resultados.
La visita de Marco Rubio a nuestro país puede -tal vez-, imprimir otro tono a una relación cada vez más estresada por las constantes presiones y exigencias de un vecino que parece decidido a romper la liga.
Acaba de zarpar de Barcelona una flotilla humanitaria que buscará romper el bloqueo marítimo que Israel mantiene sobre Gaza. Si bien es casi imposible que logren su cometido, el impacto mediático/propagandístico será enorme.
POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS
@GABRIELGUERRAC