En los temas legislativos de nuestro tan vapuleado San Luis Potosí, volvemos a repetir, vale más la sorpresa que la decepción. La primera es inesperada e incierta, pero agrada cuando es positiva, agradable en términos coloquiales.

La segunda esta ya pre-programada. Se espera, se sospecha. Es negativa en su conjunto. Se puede dar por parte de alguien en una primera vez y tal vez se guarde alguna esperanza de recomposición. O peor aun, cuando es constante y permanente, ya la decepción no tiene nada de extraordinario, solo se confirma lo que en primera instancia se vio.

El Congreso del Estado potosino así vive y es feliz. Entre la bruma espesa de la vergüenza salvada por unos 5 o 6 miembros de sus curules y la dicha de verse dignamente representado en los últimos años por una veintena de sin vergüenzas. La tercera evaluación de Congreso Calificado lo demuestra.

En calificación general obtienen un 33.5 % de eficacia legislativa; solamente aprueban 5 de 27 y también 6 de ellos y ellas tienen un cero en su numeralia. Tristemente si a esta columna le pusiéramos fecha de 2012, 2015, 2018 o mediados de 2021 no tendría nada de distinto. 

Y todavía peor en su decepción, probablemente en 2012 los números rojos y negros tal vez fueron 50 y 50. Los negros fueron en picada cada vez más y más y más, hasta lograr “la fama” y “prestigio” que en las ultimas legislaturas, el Congreso potosino, ha logrado. En pocas palabras, la tercera evaluación del Congreso Calificado, solamente confirma lo que ya desde hace años sabíamos: una incapacidad de sorprendernos con buenos resultados, nombres y trabajo y por el contrario una decepcionante y constante -esperemos no perpetua- decepción. Hasta mañana…