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Enrique Galindo "les hizo el quite"
00:07 jueves 6 abril, 2023
DESDE LA REDACCIÓN SLPLa Procesión de Silencio es uno de los referentes, no solo religioso, sino turístico y social del San Luis Potosí y su Semana Mayor desde hace 70 años.
Lo que gira alrededor de ella, en efecto, es la FE de más de 2 mil participantes, pero también una derrama económica por el atractivo turístico que representa sin precedentes. Aún más que la Feria de agosto. Por más de 50 años la asociación civil Tradiciones Potosinas se alzó como la organizadora del evento con el fin de darle rumbo al recorrido, a sus cofradías, a sus participantes y a su espíritu.
Tuvieron errores como institución, sí. Como todas.
Había que corregirlos, sin duda.
Nada ni nadie es perfecto. Pero el que la Secretaría de Cultura haya querido tomar las riendas y lo hiciera a medias, no hace más que descomponer lo que por décadas -al menos al exterior- se había conservado intacta. Sin necesidad de una protección mayor, más que el apoyo económico que tradicionalmente recibe y la participación de sus cofrades. Tradiciones Potosinas solo preguntó: ¿Quién responderá por el patrimonio artístico de la Procesión?
Y aquí no se trata de alegar “todo es por fe”. Es responder por una escultura o una corona de oro. El no quererse hacer responsable del acervo artístico (imágenes, andas, prendas, joyas, etc.) que pertenece a Tradiciones Potosinas -alegando nulas facultades para firmar documentos legales que sirvieran para la salvaguarda de las valiosas piezas- ponía en riesgo el acervo mismo.
No la celebración de esta edición. Sino la continuidad en lo que se ha logrado colocar como referente mundial. Desafortunadamente para dicha dependencia estatal y afortunadamente para la celebración de la Procesión, fue el Alcalde capitalino Enrique Galindo quien, a nombre del municipio, en aras de contribuir a una actividad vitalísima para la capital -inclusive con algo que no le correspondía, máxime si la Secretaria de Cultura estatal, Elizabeth Torres, se revistió de gran organizadora-, decidió solventar los gastos de la póliza de seguro que cubrirá el acervo material que año con año traza el camino del fervor y la fe, del turismo y de la importancia de la ciudad de San Luis Potosí. Galindo decidió cuidar lo que no debería cuidarse de esta manera.
Decidió responder por quien no lo hizo completo. La Procesión de Silencio es más que una tradición religiosa.
Es una joya que por diversos factores debe ser resguardada.
Si lo que está pasando en la organización de la Procesión son revanchas sociales o resentimientos personales, están equivocados. Enrique Galindo desde el año pasado entendió su valor.
Hoy lo está cuidando. Y lo demostró. En términos taurinos -origen del evento- “les hizo el quite”. Hasta mañana...