Los Centros Históricos de cualquier ciudad representan no solamente el epicentro de las actividades políticas, religiosas y civiles, representan el punto neurálgico total y representativo de la vida de una ciudad.

No por nada su conformación urbanística siempre descansa en las casas de gobierno, las casas religiosas y las casas de actividades públicas, ejemplo las comerciales y de recreo. Los gobiernos municipales -los titulares- y los estatales -coadyuvantes en su administración- por décadas han mantenido relaciones de trabajo estables en el orden y buena imagen de los centros históricos. San Luis no ha sido la excepción.

Desde mediados de la década de los 90´s el trabajo del alcalde capitalino Mario Leal y el gobernador Sánchez Unzueta trajeron como resultado un reordenamiento y cambio total a la imagen de nuestro centro histórico. En todos sus sentidos y esquinas. Hoy -y desde hace años- parece ser que ese epicentro de la capital potosina sigue estando en manos únicamente del comercio ambulante, de su suciedad, de la inseguridad y de la falta de vías de comunicación tanto motoras como peatonales. El ultimo reproche ahora vino del sector inmobiliario -la AMPI- al Consejo del Patrimonio de Áreas y Centros Históricos: ¡el centro histórico capitalino a punto del desastre! Si se busca tener un alto nivel comercial, habitacional, de orden, de imagen, de confianza y de tranquilidad en sus calles de día y de noche, se deben de tener y querer aplicar las herramientas que la ley faculta a las autoridades municipales y estatales. No por nada su exitoso trabajo traería como resultado un detonante mayor en materia económica, turística, de seguridad, política y social en general digna de reconocer. De nuestras autoridades depende.

Nuestro Centro Histórico esta en sus manos.