Son mas de 7 mil 400 panistas los que decidirán el futuro que desean para el otrora gran partido de oposición. Hasta este fin de semana el tiro quedó cantado. Por una parte la candidata “oficial”: Verónica Rodríguez y por otro lado la alianza -consumada el pasado sábado- que encabeza Josefina Salazar junto a Lidia Arguello. La primera vinculada al 100% al grupo “azuarista” -dueño de la franquicia panista en San Luis- y apoyada, por lo tanto, por la gerencia que encabeza Juan Francisco Aguilar junto a figuras como Rolando Hervert -quien apoyaba a Wendy Rodríguez, otra aspirante- o el "presentable" Rubén Guajardo, entre otros. Y el dueto Salazar-Arguello, la ex diputada federal y la gran panista de trayectoria, respectivamente, ahora unidas bajo la bandera de que “el apoyo de Rodríguez como candidata descaradamente por parte de la dirigencia -de facto y de jure- y, en caso de, como ganadora, seria un fraude del tamaño de lo que NO representa hoy el PAN potosino”: inmenso. El triunfo de la ex regidora Rodríguez representaría lo que muchos panistas han señalado en las ultimas décadas: la corrupción, el amiguismo, los compadrazgos y las conveniencias financieras de repartirse desde el cargo de mensajero del Comité Directivo Estatal hasta la candidatura a la gubernatura.

La “bajada” de Jaime Waldo de la formula con Verónica, fue un ejemplo de ello. No hubo de por medio una razón suficiente para. Y la apuñalada a los acuerdos con el grupo de Octavio Pedroza fue evidente. Vil traición. Ahora el panismo potosino tiene una gran tarea. Valorar.

De verdad valorar la oportunidad que tienen en este ejercicio al interior de su partido. 

De lo contrario, el PAN potosino terminara en la miseria de sus recuerdos y la misericordia de sus fieles. Hasta mañana…