La creación del nuevo municipio de Villa de Pozos, según el Decreto ideado, redactado, votado, aprobado y publicado tanto por “sabrá Dios quién” como por el Congreso del Estado, incluía no solo la nueva denominación y nombre, sus facultades administrativas y políticas, independencia, libertad, autonomía y todas esas maravillosas etiquetas que nos revisten de “mayoría de edad” para hacer y decir lo que nos plazca, sino también bonitas obligaciones y responsabilidades, tanto para con los ciudadanos como para con entidades gubernamentales y privadas. Léase bancos. En las primeras, que las juzguen los poceños. Las quejas por la falta de cumplimiento en los servicios básicos como sacar una licencia o limpieza son de todos los días. Son otro tema. Y las segundas, las obligaciones para con entidades financieras, que las cobren los bancos. Se trata de deudas con las que Villa de Pozos nació cuando este se separa del municipio de San Luis Potosí y cuyo monto se iba a definir de común acuerdo entre el municipio capitalino y el “Benjamín” potosino, según lo marcado en los transitorios. Léase “las letras chiquitas”.  A la fecha. El nuevo gobierno de Villa de Pozos o no leyó el famoso Decreto de creación, y si lo hizo no tuvo interés en acercarse; o “sabrá Dios quién” no le explicó y del Congreso del Estado menos. El gobierno capitalino continuó con su parte administrativa. Y de ahí entonces que, en atención a diversos cálculos proporcionales como territorio y población, se definiera, y los acreedores bancarios aceptaran, casi 50 millones de pesos lo que Villa de Pozos les debe. Repetimos: son responsabilidades (“las letras chiquitas”) que venían ideadas, redactadas, votadas, aprobadas y publicadas en su Decreto de creación. El mismo que hizo “sabrá Dios quién” y pasó por la cancha del Congreso del Estado, cuya mayoría es verde, morena y aliados “oficiosos” y oficialistas, principales promotores del nuevo municipio. No fue tema de Galindo, ¡así venía en el Decreto! Hoy la Presidenta Concejal de Villa de Pozos, Teresa Acevedo, asegura que no se le dejó ninguna notificación del adeudo. Pues no se le tenía que volver a avisar. En el Decreto quedó establecido, así como sus reglas. Si no lo leyó y si lo leyó no tuvo interés; o no le avisó “sabrá Dios quién” o del Congreso del Estado tampoco le explicaron, pues mejor vaya sacando turno en el banco. Mejor.