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La sospecha en el Centro Histórico
00:08 lunes 11 octubre, 2021
DESDE LA REDACCIÓN SLPEl robo perpetrado este fin de semana en las instalaciones de la Unidad de Gestión del Centro Histórico, tiene mas un olor a la búsqueda urgente de querer borrar evidencia de irregularidades que la necesidad lucrativa que puedan tener dos raterillos de a peso por vender equipos de cómputo al kilo. Desde su creación, esta Unidad tuvo en sus manos el manejo total del área definida como del Centro Histórico capitalino, incluido lo administrativo como las concesiones, regulaciones y revisiones de las licencias de comercio que concede el ayuntamiento capitalino. También iba incluida la seguridad del centro histórico, pero eso fue otro fracaso con el que no pudieron. Otro tema. Roció Zavala la primer titular de la multicitada Unidad, tuvo accidentadas apariciones publicas y decisiones privadas que la colocaron como uno de los elementos más problemáticos del trienio anterior. Problemas que se agrandaban sin resolver, enfrentamientos con compañeros del gabinete o con representantes de las cámaras empresariales o hasta contradicciones hasta con su jefe. Y de Gonzalo Bárcena, quien la revelo en el cargo, nada se puede decir, pues no hizo nada. Ni bien ni mal. Nada. Si bien la Unidad tenía un manejo aparte de lo que se firmaba desde la Unidad Administrativa Municipal, también mucho pasaba, se revisaba o terminaba en el escritorio del entonces titular de la Dirección de Comercio en la anterior administración navista, Gabriel Andrade. Así que “piensa mal y acertaras”. El atraco a estas oficinas el pasado sábado por la madrugada de únicamente 8 equipos de cómputo de las áreas jurídicas y comerciales cuyo contenido importante, vital y delicado eran los expedientes de todas y cada una de las concesiones y permisos que se otorgaban, como y porque, dejando a un lado equipos de cómputo de alta tecnología que también obran en dichas oficinas, no ocupa mas que la inmensa sospecha de que algo había y debía eliminarse. Cualquier estudiante de primer semestre de Leyes con un poquito de sentido común pudiera resolver en primera instancia este caso: ¡que casualidad!. Ahora bien, si entonces fue un robo tal cual con el fin de vender el equipo y ganarse unos pesos, mal jugado. Había equipos mejores. En ambos casos deberá haber consecuencias jurídicas. Pero si se trata de lo primero, las consecuencias deberán ser aun peor, no porque se trate de irregularidades de servidores públicos, esas ya no sorprenden, sino porque la anterior administración navista no se canso de gritar que no eran iguales que sus antecesores. Hasta mañana…