La arrogancia es aquel defecto humano en donde el sentimiento de superioridad ciega toda apreciación de la realidad, de su realidad. Y la soberbia, aquel que provoca una altivez exagerada.

Ambas van de la mano con la falta de humildad: inconciencia de las limitaciones y debilidades. Cuando la mayoría de los actores políticos potosinos del PAN local -que no lo hagan público y denuncien es distinto, debido al sometimiento vergonzoso en el que se encuentran-, cuando ellas y ellos se refieren a la dirigencia del blanquiazul en el nombre de su diputado federal Xavier Azuara, más que en la estatutaria, Verónica Rodríguez… Cuando los de afuera así lo ven y saben, pero por conveniencia política les da igual, siempre y cuando no afecte sus intereses y proyectos… Cuando voces cercanas se refieren al control absoluto que detenta Azuara al interior del partido, moviendo a su antojo a la dirigencia y a su titular, adjudicándole la entrega de las candidaturas y la repartición hambrienta y abusiva de las posiciones en sus órganos de gobierno…  Y cuando la sociedad civil interesada en la vida política local lo comentan…  En los tres ejemplos aquí vertidos se le da vida a la máxima de Reyes Heroles: “En política la forma es fondo”. O lo que es lo mismo y en términos coloquiales: “Cuando el rio suena, es que agua lleva”. 

Que más de dos personas, Xavier Azuara, Verónica Rodríguez y sus seguidores -los de Azuara, no los de ella, esos caben en el primer supuesto- no vean su mismo fondo y realidad y tampoco no escuchen “el agua” panista que corre sobre el viejo edificio de Zenón Fernández, eso precisamente es el ejemplo más grande en la política de: la ARROGANCIA y la SOBERBIA. La rueda de prensa que dio ayer el diputado Federal Xavier Azuara, para referirse a la salida o posible salida de sus compañeros y compañeras de partido por denuncias y señalamientos en contra de la dirigencia –la de él y la de Rodríguez- y sus decisiones, sin que tampoco hubiera razón para que él en su calidad de un militante más lo comentara, da respuesta a todos los supuestos. Habló de ello. Se refirió al senador Marco Gama y se limitó a lamentar su posible salida con el argumento barato del valor de los liderazgos -como el de Gama- abajo del partido mismo. (El senador lo dijo en la campaña electoral y Azuara tampoco se inmuto). Mencionó las salidas ya consolidadas -como la del exdiputado Ricardo Villarreal- estigmatizándoles con la señal del chantaje en el que incurren cuando no son beneficiados (Villarreal si citó en su carta-renuncia a “Verónica Rodríguez y al grupo que controla al partido” como responsables. Algo sabrá).

Y Azuara, a pregunta de los reporteros sobre el control que ejerce en la dirigencia de Verónica Rodríguez, agregó: “No existe”. Punto. Es su palabra contra la de las y los militantes que lo saben y lo callan… en público. Es su palabra contra la prensa potosina que lo sabemos y lo decimos. Y es su palabra contra la sociedad que lo escucha de los primeros y lo analiza -formando su propio criterio- con los segundos. Es la palabra de Xavier Azuara contra la HUMILDAD. Hasta mañana…