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Enrique el relojero
00:02 viernes 19 abril, 2024
ColaboradoresLa precisión política con la que Enrique Galindo planificó, ejecutó y consolidó la solicitud de su licencia, su aprobación y la elección de quien cubrirá el interinato, resultó ser una muestra de su talante político. El trabajo de un maestro relojero. El engranaje y puntos finos que este artesano debe de tocar con pinzas de seda son fundamentales para que la máquina del tiempo se mueva al ritmo exacto. El preciso.
Enrique Galindo lo hizo. Primero, la solicitud de su licencia perfectamente bien ajustada a la aprobación plena del Cabildo. No total, porque él mismo se abstuvo siendo de su interés personal. Ningún aspaviento hasta ahí. Gran trabajo político de su Secretario General, Jorge Daniel Hernández Delgadillo, quien supo mover la rueda dentada correcta en las últimas horas para lograr la aprobación de regidores y síndicos. Afines y de colores distintos, todas y todos, avalaron la salida política de Galindo. Después vino el toque superior. El genial movimiento. La seda de la inteligencia política tocando puntos torales en el reloj político potosino. Los factores del tiempo son esenciales y Galindo demostró que los tiene claros. Una regidora priista, Martha Ortha, propone a su par la panista Daniela Cid. Joven, inteligente, académica, astuta. Quien, como regidora, supo entablar puentes con sus demás compañeras y compañeros multicolores y multi políticos. Sin citar lo multi personal de cada uno y cada cual. La aprobación fue entonces unánime. De los 18 que conforman el cuerpo edilicio capitalino, 17 le aprobaron. Pero por ausencia de uno, no por abstinencia y menos repruebo a la propuesta. Otro engranaje certero también de Jorge Daniel, experimentado “relojero”. El que una panista ocupe la silla del priista Galindo -aunque hayan llegado en coalición-, simboliza y significa, entre otras cosas, la consolidación de la alianza PRI-PAN en la entidad. Alianza cuya fina maquinaria conoce Galindo. La duda de su confianza en el PAN queda solventada. Buscó Galindo, y lo sigue haciendo, el PAN de otros y de muchos; más que el PAN de unos y de pocos. Dejarle en sus manos la responsabilidad, que bien ha trabajado y construido, tanto política como administrativamente, habla de la confianza que Galindo le entrega, como de la responsabilidad que ella recibe. Menuda tarea. Ayer lo escribimos: quien se quede que no se equivoque. Como no se equivocó Enrique Galindo al ajustar el reloj político potosino. Sus ruedas, el barrilete, el muelle y la corona que le dan cuerda, para coronar así su licencia e interinato con el más fino de los movimientos que solo un maestro relojero puede tener. Lo que sigue es otro tema, otro tiempo. Otro reloj.