El que una autoridad entrante -presidente, gobernadores o alcaldes- presente denuncias contra sus antecesores no es nada nuevo. En años recientes -en el Palacio de Gobierno-, De los Santos lo hizo contra Silva Nieto y Toranzo contra Marcelo. Y en el Municipal Mario García contra Labastida y Xavier Nava contra Gallardo. Las pesquisas siempre son las mismas. Un ir y venir de declaraciones en donde ambas partes buscan justicia y la clemencia a través de la negativa tajante a lo señalado. Y pocas han tenido resultados de una aplicación del estado de derecho que permita ver por parte de la ciudadanía, un ejercicio de la ley a quien se le encuentran elementos primarios -en su defensa los pudieron revertir y salir abantes de la detención- de que la haya violentado en agravio de las arcas públicas: Olegario Galarza y Joel Azuara y compañía, las más sonadas y escandalosas De las demás y su petardo, han sido varios elementos los que han influido en que se queden ahí como un montón de papeles archivados. O la voluntad de la autoridad de echar mano a quien se lo merezca bajo los pretextos de “gobernabilidad” o “cortesías de conveniencia” o la conformación de expedientes que no tienen ni pies ni cabeza que puedan sostener si quiera su presentación en la Oficialía de Partes. En ambos casos no dejan de ser como chifladores que prenden y nada, sin dar su espectáculo luminoso. Ridiculeces. Ahora el primer golpe del timón justiciero de las entrantes gestiones, lo hace el alcalde capitalino Enrique Galindo. Presenta las denuncias correspondientes ante la Fiscalía General del Estado contra personajes muy vinculados al equipo de su antecesor, Xavier Nava, cuyos expedientes descansan en ser etiquetados como de primer nivel dentro de su estructura, sueldos maravillosos, pero sin presencia tanto física como de trabajo evidente dentro de la administración. Aviadores.

El delito en "detrimento del patrimonio" es la clásica tarjeta que ahora pesa sobre personajes que formaban parte de ese circulo de “asesores” donde se nombran a empresarios, profesionistas o quienes durante el periodo 2018-2021 se quedaron sin trabajo en alguna otra dependencia u organismo, y encontraron el manto económico que les daba el titular de la UAM, Xavier Nava. Los pretextos o defensas serán los clásicos. Aquí lo que queda para el primer análisis es: 1. Que Enrique Galindo y su equipo jurídico tienen echada su primera apuesta. Si tienen perfectamente bien armada su flor imperial, que bueno. De lo contrario, su juego quedará en el recuerdo de lo que ya hemos visto y que tampoco será nada nuevo. 2. Y segunda. Que, de comprobarse y materializarse las denuncias, la bandera de defensor de la legalidad y santificación de la administración publica que enarboló y predicó Xavier Nava no fue mas que las burdas palabras ridículas que lo harán pasar a la historia no como lo mismo que quiso combatir, sino también como vil mentiroso. Hasta mañana…