Muy rara vez los gobiernos estatal y capitalino en San Luis Potosí, coinciden en algo que no sea el nombre de donde gobiernan. Pero esta vez, la política tuvo un giro interesante. A propósito del primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum, ambos niveles, cada uno a su estilo, claro, dejaron ver que cuando se trata de visibilidad rumbo al 2027, las formas importan tanto como el fondo. La administración estatal lo hizo desde Palacio Nacional, con discurso optimista y cifras en mano. Aseguraron que gracias a la alianza con el Gobierno Federal, se ha logrado reducir la pobreza extrema y potenciar la infraestructura potosina. Se mencionaron proyectos clave como las supercarreteras, trenes de pasajeros y la ampliación del aeropuerto de Tamuín, destacando el respaldo de Sheinbaum para seguir construyendo “sin límites”.

La capital potosina no se quedó atrás, reconociendo el liderazgo de Sheinbaum y elogiando su capacidad para mantener firme la economía, incluso en escenarios complicados con Estados Unidos. Se aprovechó la ocasión para dar su “voto de confianza” a la transformación del Poder Judicial y, por supuesto, para reiterar que se ve en la presidenta una figura con aprobación inédita y rumbo claro. Ambos niveles de gobierno no cruzaron caminos, ni discursos, pero terminaron alineados en un mismo mensaje: Claudia Sheinbaum va bien. En la política potosina, donde la confrontación ha sido constante, esta coincidencia llama la atención y el mensaje es más que importante. No por su espontaneidad, sino porque, con las elecciones de 2027 en el horizonte, hasta el aplauso más institucional tiene destino y cálculo propio.