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El PAN y Verónica Rodríguez
00:03 lunes 9 diciembre, 2024
ColaboradoresDe las épocas del “goveismo”, con Eugenio Govea a la cabeza, de “El Circulo Azul” con Juan Pablo Escobar, de la “Cofradia Arcoíris” con Héctor Mendizábal y del “azuarismo” con Xavier, el día de ayer se cerró un capítulo y se abrió uno más en la historia del panismo potosino: el de Verónica Rodríguez. Las dirigencias de los últimos 20 años tuvieron sus asegunes, sus pros y contras, sus defectos y virtudes, pero ninguna tan tormentosa, criticada y perjudicial para el PAN y la política local como la última que presidiera "de jure" y "de facto" Xavier Azuara, desde el 2015 hasta mediados de este año que termina. Señalamientos, acusaciones y reclamos de panistas y externos desde los más risibles hasta los mas viles, fueron las etiquetas en que el huasteco se vio envuelto: venta de candidaturas que controlaba a placer y al mejor postor o para sus familiares, extorsiones económicas en efectivo y con contratos de obras y otro servicios a gobernantes (desde el estatal hasta los municipales en turno) a cambio de votos para sus temas legislativos o en los Cabildos, enriquecimiento inmobiliario insospechado, realizar acuerdos con sus oponentes no importándole los candidatos de su color o seguir mandando en el Partido sin respetar las decisiones de Juan Francisco Aguilar o Verónica Rodríguez, quienes ostentaban legalmente su presidencia. Entre estas y otras linduras más se resume la época de Xavier Azuara. Es cierto, Verónica fue su cuadro. Activa desde su etapa estudiantil universitaria, encontró cabida en el grupo “azuarista” destacándose como gran oradora, inteligente y zagas. Posicionándose como Regidora en el periodo municipal de Xavier Nava, convirtiéndose en una férrea critica a su gobierno y después como presidenta de su partido. Pero también es cierto, fue instrumento de Xavier Azuara. Tan lo fue y le pesó tanto su negativa presencia que, a mediados de este año, el encontronazo de trenes fue estrepitoso: Vero y Xavier rompieron por completo. Ruptura que representó la gran oportunidad que el PAN potosino tenía para liberarse del lastre azuarista que en casi 10 años la clase política azul y externa, empresariado, prensa y grupos de la sociedad civil activa criticaron por sus maneras y resultados. Hoy Verónica presidirá el partido que personalmente, y desde adentro, vio perder mucho de su nombre por Xavier Azuara. Tiene entonces en la mano la enseñanza misma de como no se debe hacer política desde la dirigencia del partido. Es su gran oportunidad: de ella y del PAN en San Luis Potosí.