La visita de ayer de Marcelo Ebrard como “defensor de la Cuarta Transformación” (precandidato morenista a la presidencia) distó mucho de sus visitas como Canciller hace apenas unas semanas. La clásica espera de sus seguidores en el aeropuerto no fue nada nuevo. Nuevo el acompañamiento que tuvo de parte de un numeroso grupo de taxistas que se apostaron frente a esta casa informativa a esperarlo mientras era entrevistado por nuestros informadores para después llegar a su primer acto público en la Calzada de Guadalupe. Los temas que resaltó, no por mero compromiso local, sino porque se notó un conocimiento a fondo de lo que ocurre en San Luis fueron tres: la movilidad, el agua y la seguridad. En el primero, la movilidad, reconoció la urgente materialización de vías de comunicación en la zona metropolitana capitalina que permitan desfogar el tráfico. Y en el segundo, el agua -reconociendo además que era obligado tocar el tema- se comprometió a resolverlo.

Menudas promesas. Si llegase a ocupar la presidencia tendrá que cumplir con dos pendientes delicados: la misma promesa presidencial de López Obrador sobre la movilidad con la Ruta Alterna a la Carr. 57 incumplida y la responsabilidad federal de reparar una presa que ha dejado sin agua a miles de potosinos. Lo del agua lo ligó a la salud. Aseguro que no se puede tener la segunda sino de garantiza la primera.

Volvió a hacer otro delicado reconocimiento: 30 millones de mexicanos no tienen acceso a la salud. Augurando entonces que el futuro del sistema mexicano sanitario es la innovación tecnológica y la inteligencia artificial. En cuanto a la inseguridad, tema nacional que San Luis no está exento, la estrategia la conoce de sobra (no tiene mucho que dejó un puesto cercano al Ejecutivo federal). Aquí el punto no es conocer el plan, es mejorar lo que en este rubro mucho o todo se ha quedado en el tintero. Como gobernante de la ciudad más grande del mundo tiene experiencia. Falta tiempo, veremos. Dejó buen sabor de boca. Seguirá juntando sus canicas. No es -públicamente sabido- el consentido presidencial.

Pero tiene grandes posibilidades y ayer en San Luis se notó que las tendrá.

Sino le aplican lo que Porfirio Muñoz Ledo decía: “la democracia dirigida”.