Los resultados electorales de la jornada de ayer domingo son el parteaguas de lo que se desatara el próximo año 2024 en todo el país. El Estado de México, la joya de la corona, y el estado de Coahuila, la joya en disputa, fueron el reflejo en mas de 24 mil casillas instaladas para 15 millones de participantes de lo que las maquinarias partidistas manejaran. Un PRI mexiquense que postuló a su candidata -Ale del Moral- y que por momentos se vio desdibujada por el poco apoyo que tuvo del PAN y del PRD frente a una morenista-verde-petista -Delfina Gómez- cuyo discurso fue idéntico al presidencial y que bien le servirá para haber conquistado las masas. Y un PRI coahuilense y Manolo Jiménez que, hasta el final, demostró su fuerza en el estado norteño contra un Guadiana y Morena que de la manera mas burda buscaron el apoyo del Verde y PT a la ultima hora intentando remontar el vuelo. Por lo que se vio, fue un fracaso. En ambos estados a estas horas los resultados seguirán siendo indefinidos, pero con las ciertas tendencias que se van marcando iremos dibujando el mapa que se avecina. Mismo mapa que los demás estados, incluido San Luis Potosí, deberán ir analizando. Maxime si en la entidad se tienen partidos oficiales fuertes por la inercia que da la posición política y partidos de oposición buscando sus mandos para empezar a trabajar. Unos y otros pecan de lo mismo: un total desapego a sus bases militantes.