Vínculo copiado
Ahora si…
00:03 miércoles 9 agosto, 2023
DESDE LA REDACCIÓN SLPLa campaña mediática que realizó el Ayuntamiento capitalino “Se acaba el agua” fue vista por algunos como un anuncio más, por otros como una advertencia que se pensó jamás llegaría y por otro resto como algo que se temía y no midió el tiempo.
“No tarda en llover”, “Pido una pipa” o “que el gobierno responda” fueron frases que se convirtieron en plegarias. Para el tema político a que se ha prestado la crisis hídrica capitalina, cualquiera de los tres casos ha servido de aliciente para avivarlo:
Un enfrentamiento de fuerzas entre el gobernador Gallardo y el alcalde Galindo, donde los únicos perjudicados son los más de 150 colonias capitalinas con sus respectivos 340 mil habitantes. Ni llovió, las pipas privadas cuestan y el gobierno responde con sus posibilidades. Hoy la crisis está en su foco rojo: la Presa de San José está más seca que la posibilidad de que llueva pronto. De ese tamaño es el problema. Ya no es El Realito nada más. Se suma el vaso que surtía de agua a la zona poniente de la ciudad, la Presa San José. El gobierno estatal y el Ayuntamiento capitalino “echaran todavía más carne al asador” -como dice el dicho- no les queda de otra.
Si quieren echar más leña. Allá ellos. Mientras tanto lo único entonces que le queda a la ciudadanía -incluyendo también a los hombres del poder- es o rezar para que llueva o cuidar el agua. Pues como bien lo dijo el Municipio capitalino y muchos lo ignoraron o no la vieron venir:
“Se acabó el agua”. Los milagros existen, pero no abusen de la providencia. Hasta mañana