El orgullo es pecado. Y no solamente se queda en un castigo celestial.

En la tierra también se paga. La negativa tajante, hasta hoy, de Dante Delgado para no ir con Xóchitl “ni a la esquina” si va con el PRI, sumado a la confirmación de su secretario general, Juan Ignacio Zavala, de ir solos en 2024 refleja un orgullo sobrado que podría dejar al Movimiento naranja, sola en frutero. Es cierto que el potencial de este partido ha ido creciendo en los últimos años en estados como Nuevo León y Jalisco, pero tampoco equivoquen los aplausos. Los barcos también chocaban por falsos canticos. La oposición se debería conformar con aquellos que van en contra de la continuidad morenista en el poder. Si los partidos tradicionalmente enemigos limaron asperezas o aparentan limar no le verían mal sus allegados seguir con la receta en el movimiento naranja, a menos que los votos que tienen calculados les alcancen para ganar un proceso del tamaño que se vendrá el próximo año. Tarde, pero la oposición esta agarrando vuelo. Xóchitl volcó el escenario de la oposición a sus favor.

Habrá que ver como se bajan de su pedestal las dirigencias que le pudieran poner trabas. Y habar que ver si Dante se baja del propio.