“No la necesitamos”, “no era necesaria”, “ya no traía gente”, “la amenazaron”, “andaba pidiendo lana y como no la solapamos se fue”. Esas y otras similares serán las respuestas para justificar la salida de una militante más del PAN potosino. Ese PAN de Xavier Azuara quien tiene de vigilante del edificio sede a la actual dirigencia. 

Ese PAN que sigue haciendo historia, al seguir acumulando en sus expedientes el mayor número de salidas voluntarias u obligadas.

Ese PAN que se convirtió en la agencia de colocaciones que controla el Diputado Federal, solamente para los suyos y allegados.

Ese PAN que extorsiona a sus precandidatos, controla a sus candidatos y humilla a sus funcionarios al chasquido dedal de su voluntad. La de Azuara, no la de ellas ni ellos. La renuncia de la alcaldesa de Catorce, Guadalupe Carrillo, si bien es cierto tal vez no sea tan grave. 

Y acabara en las filas del Verde solamente como una bonita medalla. Pero sigue reflejando tanto la debilidad interior como el abandono a sus militantes y funcionarios en el poder.

Debilidad que aprovechan los de enfrente.

Abandono que aprovechan los de al lado. Ni Verónica Rodríguez, gerente azuarista en turno, ni el mismo Azuara han podido levantar el letargo y rechazo político de los propios y ajenos. La alcaldesa catorceña alegó: “retos mayores”.

No dice las razones reales. Ésas se sabrán mañana. Y la dirigencia, real y la de facto -Rodríguez y Azuara respectivamente-, dirá algo parecido a lo que enlistamos en el primer párrafo. Ni aceptaran y solo justificaran. Mientras Azuara sigue haciendo historia. Hasta mañana…