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La torpeza y el manejo poco institucional de la expulsión, siempre de acuerdo con la improvisación política y la ignorancia de procedimientos
00:10 martes 2 diciembre, 2025
Colaboradores
Ni licencia, ni permiso; mucho menos gravedad obligatoria para defeccionar; tampoco retiro o ausencia, simplemente —a trompicones, una burda intervención ejecutiva, un atropello a la fiscalía autónoma cuyas pesquisas recientes causaron escozor, molestia, queja, temor, angustia y furia en el círculo íntimo del morenismo—, el régimen desterró a Alejandro Gertz, quien jamás debió haber ocupado ese cargo.
La torpeza y el manejo poco institucional de la expulsión, siempre de acuerdo con la improvisación política y la ignorancia de los procedimientos correctos, como se hace todo en Morena, pueden apenas ser pasadas por alto cuando se trata de un siniestro personaje cuya carrera policiaca lo hacía merecedor de ese humillante destino desde mucho tiempo atrás, pero el daño institucional causado a la Fiscalía General de la República desde sus orígenes nunca podrá ser sanado.
Si su antecedente, la Procuraduría General de la República, fue un crónico lodazal, la fiscalía es su herencia perfeccionada.
La danza de dichos y rectificaciones, cartas en el aire, letras invisibles, renuncias del personal mediano y la apresurada carrera de Ernestina Godoy de la Consejería Jurídica a la Fiscalía atropellada, tiene momentos jocosos y en su conjunto son nada más una triste muestra del emborucamiento bananero de las actuales instituciones nacionales.
La carta misma de Gertz Manero, obtenida a tirones y jalones resulta un monumento a la torpeza:
“Muy distinguida Señora Presidenta Senadora”, le dice a Laura Itzel Castillo, quien todo lo mira pasar con los ojos cerrados.
“Hago de su conocimiento que la Titular del Poder Ejecutivo Federal, Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, me ha propuesto como Embajador de México ante un país amigo, lo cual se está tramitando en este momento…”
Pues sí, difícilmente lo podría enviar a un país enemigo y, para colmo, sin dejar clara la materia del trámite ni el destino: ¿se está tramitando el país, el nombramiento o la amistad?
Ya ni modo de preguntárselo al canciller, porque en medio del bochinche y el destorlongue, pocos se enteraron de la licencia de J.R. de la Fuente, quien tiró temporalmente el arpa por motivos evidentes de mala salud.
“…a partir de esta fecha y con todos los efectos legales que correspondan, me estoy retirando de mi actual cargo como Fiscal General de la República”, dice Gertz. Y miente, lo desterraron por tomarse en serio aquello de la autonomía y pisar los negocios de la 4-T y el padrino.
Y si de mentiras se trata, pues veamos estas líneas:
“Dicha propuesta me va a permitir la posibilidad de continuar sirviendo a mi país, en una nueva tarea que me honra y que agradezco; ratificando así mi vocación de servicio público de tan larga trayectoria…”
Como dijo aquel: me doy
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL