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Los gobernantes y políticos de Morena se están especializando en el exceso y el cinismo
00:10 miércoles 29 octubre, 2025
Colaboradores
La nueva secretaria general de Gobierno de Sinaloa es Yeraldine Bonilla, militante y diputada de Morena. Ya en algún tiempo anterior, el gobernador Rocha Moya la había nombrado subsecretaria de Seguridad estatal. Escrito así pareciera que la señora Bonilla es una funcionaria que es de todas las confianzas del gobernador Rocha. Pero al gobernador, su nueva secretaria de Gobierno le ha merecido una buena humillación pública.
En un evento público hace unos meses se refirió a ella diciendo que no era nadie, que antes era apenas “una meserita de una lonchería” y que en esos días ya era diputada y había pasado por la dependencia de seguridad. Es de todos conocido que el gobernador sinaloense es un verdadero atentado contra la vida pública. Rocha Moya se ha convertido en un peligroso daño potencial para el movimiento morenista. La situación en Sinaloa es verdaderamente de alarma en materia de seguridad y el gobernante parece entretenerse diciendo ocurrencias al por mayor.
La referencia que hizo de su hoy cercana colaboradora y con una enorme responsabilidad en su encargo, entra en varias categorías de lo que está mal. Una es la misoginia característica de esta clase de gobernantes que siempre va enmarcada en la prepotencia del que sabe que nada se le va a reclamar, que pueda pasar por encima de quien sea. Ignoro los motivos por los que la señora Yeraldine trabajaba en la lonchería, pero ser mesera es un trabajo digno y difícil que no creo que pueda desempeñar óptimamente el señor Rocha Moya. A la burla de la mujer presente en el evento añadió el clasismo de la mofa del puesto de trabajo. Más aún. El gobernador en esa misma alocución mencionó que ya la había nombrado subsecretaria de Seguridad. Y lo dijo justo después de revelar y exhibir que la señora carecía de preparación y que fue “meserita”. Ahora bien, todos sabemos que el tema más delicado en Sinaloa es la seguridad, área en la que el ilustre gobernador decidió poner de subsecretaria a una persona ajena a un tema que requiere, entre otras cosas, preparación y experiencia. Ahora la “meserita” es la responsable del área de gobierno.
El gobernador ha tratado de disculparse diciendo que lo que dijo fue en meses pasados -como si eso atenuara el insulto-, y quiere cambiar el asunto para venderlo como una historia de superación. Es evidente, por lo dicho por el propio Rocha, que Yeraldine se ha superado enormemente y que Rocha Moya le ha facilitado hacerlo. Muy bien por ella. Pero la gravedad es lo que representa algo conocido como el estilo personal de gobernar. El gobernador sinaloense es conocido por sus dislates. Todo este asunto de la señora Yeraldine revela no solamente la misoginia y el clasismo sino también la improvisación y la falta de seriedad de un gobierno absolutamente rebasado por la problemática de seguridad. Ayer mismo, el secretario Harfuch subrayaba la necesidad de mantener a Sinaloa como prioridad en su agenda de combate al crimen, todo esto mientras el gobernante local hace gala de su boca floja.
Lo que sucede con Rocha Moya, su estilo, no es una anomalía. Lo triste es que se está convirtiendo en la norma. Los gobernantes y políticos de Morena se están especializando en el exceso y el cinismo. Hemos visto cómo en los últimos meses, senadores, diputados, herederos, miembros destacados del oficialismo han conformado todo un catálogo de impunidad y desmesura. Se han convertido ya en un lastre para la presidenta.
POR JUAN IGNACIO ZAVALA
COLABORADOR
@JUANIZAVALA