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Algunas de las rivalidades no son nuevas y la creciente visibilidad de los desacuerdos de Estados Unidos con Rusia o China ofrecen lecciones
15:26 miércoles 3 septiembre, 2025
ColaboradoresEl mundo parece dividirse en dos campos: Estados Unidos y sus adversarios. Decía don Jesús Reyes Heroles que en política, como en poesía, la forma es fondo, y Estados Unidos comienzan a encontrar que simplemente el hacer sentir su peso económico y la amenazante promesa de medidas de fuerza no son argumentos suficientes para asegurar amistad. La reunión de los presidentes Xi Jinping, de la República Popular China, Vladimir Putin, de Rusia, y el primer ministro Narendra Modi, de la India, subrayó el impacto que han tenido las políticas del presidente Donald Trump.
Los tres países enfrentan sanciones económicas o aranceles punitivos por parte de Estados Unidos. Los tres, ahora, proponen un nuevo orden mundial. Cierto que algunas de las rivalidades no son nuevas y la creciente visibilidad de los desacuerdos estadounidenses con Rusia o China ofrecen lecciones. La conferencia tripartita en el puerto de Tianjin, en China, puso de relieve que una política basada en las sanciones comerciales no siempre tiene los resultados esperados, especialmente frente a otras partes de tamaño considerable y relativamente lejos ideológica y geográficamente.
Por lo pronto, pareció solidificar un frente común opuesto. De entrada, las tres naciones que se reunieron en Tianjin incluyen a una que puede ser considerada como la principal rival de EU por la hegemonía mundial; a otra que es una potencia militar y desarrolla un juego geopolítico y bélico en busca de hegemonía regional y una más, considerada como una viable superpotencia futura.
Entre las tres llegan a unos 27 millones de dólares de Producto Nacional Bruto, sensiblemente menos que los 30 billones de la economía estadounidense, pero al mismo tiempo tienen una política externa más tradicional y con excepción de Ucrania y el Mar del Sur de China, menos confrontacional que Washington. Modi podría ser el ejemplo. Su situación ilustra el problema estadounidense: la India ha sido vista como un potencial contrapeso geopolítico al surgimiento de China Popular, pero en vez de convencer o seducir, Trump la abofeteó a principios de agosto con aranceles hasta de 50 por ciento.
El resultado, según versiones recogidas por el diario británico The Telegraph, es un acercamiento de Modi a Rusia y China, mientras de acuerdo con reportes de prensa, se ha negado a contestar al menos cuatro llamadas telefónicas de Trump. El tema es de tal tamaño que una historia de choques fronterizos con China parece superada por necesidades inmediatas provocadas por la política comercial del presidente Trump.
Tampoco puede ignorarse que la India es uno de los principales clientes del petróleo ruso y que ambos, junto con China, son parte del grupo BRICS, que complementan Brasil y Sudáfrica como fundadores, y en el último año agregó además a Egipto, Etiopía, los Emiratos Árabes Unidos, Irán e Indonesia.
Ahora es económicamente mayor que el G7, de las naciones ricas. Pero Trump parece creer que Estados Unidos no necesita aliados.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE