Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
A un mes de terminar 2023, se fue otro año, sin cambios en nuestra ciudad
10:43 domingo 26 noviembre, 2023
ColaboradoresA un mes de iniciar el 2024 y estar de cara al primer cuarto de siglo vale la pena reflexionar hacia dónde va nuestra ciudad, sus retos, pero sobre todo las capacidades que tenemos parar enfrentar con éxito lo que nos depara al 2050, la mitad del siglo urbano. Iniciamos un siglo eminentemente urbano, más de 80% de la población mundial vive en ciudades, América Latina es la región más urbanizada, y en México 8 de cada 10 personas viven en 4,189 localidades urbanas, 384 eran consideradas ciudades y 54 zonas metropolitanas. Un siglo con acelerados cambios urbanos y tecnológicos que se combinan con la economía global, de tal manera que lo que pasa en las ciudades se refleja en el resto del mundo. Para 2030, de acuerdo con estimaciones de la ONU, las ciudades concentraran más de 83% de la población nacional, se triplicará la cantidad de ciudades para alcanzar 961, de las cuales 10% serán zonas metropolitanas. La zona metropolitana de San Luis Potosí se consolidará entre las quince más importantes del Sistema Urbano Nacional, para 2024 podría alcanzar una población de 1.5 millones de personas, en seis municipios, tal vez ocho con Villa de Pozos y una acelerada urbanización de Santa María del Río. Para el año 2050 podríamos superar los 2.3 millones de habitantes, pero ¿hay alguien viendo hacia dónde vamos? Los problemas en nuestra ciudad se atienden de manera emergente, conforme surgen, no hay una política metropolitana y a los municipios parece no interesarle, nuestra capital camina sin rumbo. El suelo se ha convertido en el recurso estratégico para el crecimiento futuro de nuestra ciudad, pero ¿cómo determinarlo? Únicamente por la tendencia de ocupación actual que nos definirá la necesidad de superficie a partir de los requerimientos actuales, o pensar en una transformación de fondo que exija una reorganización de la ciudad; es decir, la ciudad crecerá como viene creciendo y tendremos más de lo mismo, o debemos pensar en una cantidad de suelo que permita disminuir el costo de la vivienda, realizar un nuevo tipo de infraestructura para el agua y la movilidad sustentable, entre muchas cosas. Por otro lado, con el aumento de la población, la misma infraestructura, y el enfoque de movilidad que privilegia el uso del automóvil, se incrementarán las distancias, tiempos y costos de los trayectos; se requerirá más inversión por persona, para lograr conectar nuestra ciudad, se continuará afectando el medio ambiente y la salud de las personas, además podrían ampliarse las desigualdades socio-económicas entre los municipios. En materia de agua, seguiremos con una crisis que no surgió ahora, sino hace ya casi 30 años, pero, nos mantiene con acciones emergentes perforando pozos, no contamos con una estrategia clara de seguridad hídrica que permita generar certeza en el crecimiento sano de la ciudad. Nuestro organismo operador no funciona y parece que es sólo de un municipio, su dependencia del gobierno municipal lo han llevado a ser sumamente ineficiente como organismo metropolitano. En general la pregunta que permanece, ¿qué debemos hacer los próximos 25 años, hacia la primera mitad de un siglo de transformación tecnológica y urbana? con el fin de tener un proyecto de ciudad basado en: Una rápida transformación metropolitana, que articule lo automotriz, con otras actividades como la salud y emergentes como la energía. Establecer una superficie para el crecimiento de microciudades, complejos urbanos con infraestructura basada en parques, en captación pluvial, y por supuesto nuevos enclaves culturales como el Tangamanga 3 y el museo del automóvil.
Un polo logístico tecnológico, complejo urbano son servicios basados en el conocimiento, con corredores de servicios de alta tecnología que nos lleve al uso del bigdata, el internet de las cosas y la ciudad inteligente. Tal vez el ¿qué hacer?, no es novedad, pero la innovación y el éxito de nuestra ciudad se encontrará en los líderes urbanos que logren responder el ¿cómo?, la mejor combinación para crecer, adaptarnos y posicionar a nuestra zona metropolitana, esto representa la base de la inteligencia urbana. Ahora que inician las campañas y comenzamos a ver perfiles, ¿tenemos esos líderes? o debemos esperar otros tres años. Aún estamos a tiempo, debemos comenzar con aprovecharlo para la reconfiguración metropolitana que requerimos.