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Fin de año en la propia ciudad: oportunidad para ponerse al corriente con la cartelera de cine. Primera asignatura pendiente: Queer. Porque Burroughs
00:03 viernes 3 enero, 2025
ColaboradoresFin de año en la propia ciudad: oportunidad para ponerse al corriente con la cartelera de cine. Primera asignatura pendiente: Queer. Porque Burroughs –ni de lejos mi escritor favorito pero acaso el más visualmente evocador–, porque Craig –ni de broma mi James Bond preferido pero un grandísimo actor antes y después–, porque Guadagnino –uno de los directores contemporáneos que más me intrigan.
Queer me decepciona un poco –atmosférica y hermosa, es también vacua y afectada– pero, sumada a un reciente visionado de la casi igual de flamante Challengers –la de los tenistas, con Zendaya, que disfruto mucho más–, me impone improvisar una suerte de retrospectiva de Luca Guadagnino en casa. Incluye por fuerza Suspiria, a mi juicio su mejor película.
Más relectura que remake del clásico de terror de Dario Argento de 1977, la Suspiria de 2018 conserva la premisa del aquelarre oculto en una compañía de danza pero le suma trasfondo político. Guadagnino conserva la acción en la misma época pero la traslada a Berlín Occidente –y sitúa su escenario principal a un costado del Muro–, lo que la hace coincidir con el momento histórico en que, de cara al apoyo de la Alemania Federal tanto a la Guerra de Vietnam como a la ocupación israelí de los territorios palestinos, ante la amenaza nuclear latente y la posibilidad de un rearmamento militar, un grupo de inspiración maoísta autodenominado Fracción del Ejército Rojo pero más conocido por el nombre de sus líderes: Baader Meinhof– terminaría por recalar en el terrorismo, propinando a la que se reivindicaba democracia liberal la peor crisis política de su breve y accidentada historia.
Guadagnino hace a una de las bailarinas de su compañía ficticia militante de la célula terrorista de marras en aras de una ruta a la agencia, a saber si personal o colectiva. Las demás parecieran buscar ese mismo sentido de trascendencia y poder en la danza, y encontrarla en la brujería, metáfora de un malestar social que busca su exorcismo a través de ritos identitarios. Ora sororas, ora cófrades, las protagonistas se abrazan junto al Muro para protegerse del frío y de los peligros de la noche pero también someten a un agente de policía a tortura física y humillación sexual por tener la osadía de descreer de su inocencia.
Unos meses después del advenimiento del #MeToo, cuatro años antes de la invasión rusa a Ucrania, a cinco del renuevo de las hostilidades en Medio Oriente y de Israel y Palestina en coordenadas ideológicas, Guadagnino usa su cinta de terror para advertirnos sobre el estado del mundo en tiempos de la crisis de la democracia liberal.
Seguro hay formas más alegres de pasar un 1º de enero pero ninguna más pertinente, más útil para pensar el entorno al que advenimos este 2025. Suspiria (2018) está disponible en Prime Video
POR NICOLÁS ALVARADO
COLABORADOR
IG y Threads: @nicolasalvaradolector