La “ocupación temporal” de vías ferroviarias e instalaciones es un mensaje que genera incertidumbre, que no da certezas y ahuyenta inversiones No es, ni de cerca, una buena señal. Al contrario, es un mensaje que genera incertidumbre, que no da certezas y ahuyenta inversiones. ¿Quién va a meter su dinero en un lugar donde las reglas del juego cambian a la mitad del partido? ¿Quién arriesgaría su capital sin claridad sobre los márgenes legales? “No es expropiación, es una ocupación temporal”, dijo el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, tras la toma de líneas ferroviarias e instalaciones de Ferrosur en el tramo Coatzacoalcos-Medias Aguas, en Veracruz, por parte de la Marina. El viernes 19 de mayo, elementos de la Marina ocuparon las instalaciones desde las 6am. Ferrosur (adquirida por Grupo México de Germán Larrea, en noviembre de 2005 por 309 millones de dólares), es la tercera empresa de transporte ferroviario con mayor cobertura en el país, atiende los puertos estratégicos de Veracruz, Coatzacoalcos y Salina Cruz, además de tener cobertura en Edomex, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Oaxaca, Morelos y Veracruz. El presidente justificó la decisión unilateral, por la “importancia” de la línea férrea para la construcción del Tren Transísmico, que conectará las costas del Pacífico y del Golfo de México. López Obrador se dijo dispuesto a pagar una indemnización a Grupo México y aseguró que los abogados de la empresa propusieron al gobierno que se le pague a la compañía 9 mil 500 millones de pesos (unos 534 millones de dólares) tras la declaración del tramo como área de utilidad pública. El presidente tachó el monto de abusivo. “Se dejaron aconsejar por los abogados o asesores expertos que mal aconsejan y vienen con una propuesta de que querían que les pagáramos 9 mil 500 millones de pesos, pues así ya no se puede ni siquiera a un precio justo sino un abuso”, afirmó. Desde entonces, las acciones de Grupo México acumulan una caída de 8.47%, y en el último mes de 14.06%, un equivalente superior a los 50 mil millones de pesos. Entre AMLO y Larrea hay una brecha enorme que crece cada vez más. “Vamos a llegar a un arreglo, ya íbamos avanzando pero (hubo peticiones) intransitables dejándonos como única opción el derecho de paso (…) estamos en un una zona estratégica, ya ustedes comprenderán cómo está el mundo, por qué tenemos que cuidar esto que históricamente se ha conservado, vamos a decir, con neutralidad. “Llegó el asunto a que ya no le contestaban el teléfono al secretario de Gobernación, eso está mal porque pues antes era distinto, había antes un contubernio, una relación estrecha entre el poder económico y el poder político. Se alimentaban, se nutrían mutuamente, la verdad tenían tomado el gobierno; el gobierno era un comité al servicio de una minoría no había democracia”, sostuvo el presidente. Más allá de los pleitos de antaño entre él y el dueño de Grupo México, que abiertamente ha hecho campaña en contra de López Obrador en más de una elección, el mensaje de incertidumbre inquieta. La decisión unilateral, lastima la certeza para quienes invierten. Abre una puerta riesgosa, no muy apegada al estado de derecho. El respeto a las leyes tendría que ser eje en la toma de decisión en el ejercicio público. ¿Lo es en este caso? POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

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